El dólar prosigue con su declive este viernes, castigado por una oleada de apetito por el riesgo en los mercados mundiales ante la cada vez más posible victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones de EEUU. Pese a que los expertos alertan de que el optimismo actual se acabará sustituyendo por la incertidumbre de una judicialización electoral similar a la del año 2000, entre Al Gore y George W. Bush, el billete verde se mantiene en mínimos de más de dos años contra el yuan y por el peso mexicano logra estabilizarse por debajo de 21 por dólar. El euro, por su parte, planea sobre 1,1850 dólares.
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Además, los analistas avisan de que la moneda estadounidense verá aceleradas sus ventas cuando los inversores se den cuenta de que el litigio legal que acabará con el presidente de EEUU, Donald Trump, impugnando el resultado electoral ante el Tribunal Supremo, retrasará aún más los estímulos fiscales. Los operadores están empezando a descontar que, pese a que Biden sea el nuevo presidente, los republicanos retendrán el control en el Senado, lo que aún pondrá más trabas al paquete de ayudas que finalmente acabará siendo de una cifra más cercada a 1 billón de dólares que a los 2 billones que proponen los demócratas.
El índice del dólar se mantiene estable este viernes y se lame las heridas después de dejarse un 1,5% en la semana. El euro y la libra cotizan en máximos de dos semanas, pero es el yuan el que acapara titulares. La moneda china estiró sus máximos de 28 meses este jueves y, pese a que cotiza con caídas del 0,3% este viernes, trata de consolidar los 6,63 por dólar. Con todo, Aún está a medio camino de recuperar todo lo perdido durante la guerra comercial entre China y EEUU.
La reciente fortaleza de la moneda china se basa en la amplia prima del tipo de interés sobre el coste de los préstamos en dólares y en la relativamente rápida recuperación económica del país de la pandemia de coronavirus. Las perspectivas de que Biden se alce con la victoria también están impulsando la confianza en el yuan, ya que se espera que el demócrata sea menos hostil - o al menos más predecible - en sus políticas hacia Pekín.
Así, la moneda acabará la semana con una ganancia cercana al 1% y, lo que es más importante, cerrando en el nivel clave de 6,6 por primera vez en más de dos años. La moneda ha subido un 8% desde finales de mayo.
