- Cavani puso emoción en el partido al anotar en el minuto 62'
El Barcelona estará en los cuartos de final de la Champions League. Sí, después de una remontada histórica por 6-1 al PSG, después de lograr tres tantos entre el minuto 88 y el 95. Gran partido de los de Luis Enrique que tuvo en Neymar a su hombre más inspirado, mientras que Sergi Roberto anotó el 6-1.
Y todo ello después de superar el bajón del gol de Cavani que parecía enviar la remontada al traste, pero con una fe inquebrantable y tirando de épica marcó tres goles en apenas siete minutos para estar en los cuartos y festejarlo como si se hubiera ganado ya esta Liga de Campeones.
Hubo una hora de juego con cabeza y con el 'seny' típico catalán, un temple que se volvió 'rauxa', empuje, cuando Cavani hizo el 3-1 que por momentos hizo ver al equipo blaugrana que tenía por delante una utopía. Dos goles de Neymar al final del partido dejaban al Barça a un gol de entrar en la historia y la gesta la culminó un Sergi Roberto que entró de refresco y marcó el gol de su vida. Ya tiene el Stamford Bridge de Andrés Iniesta, ya tiene su momento en la historia del club.
La remontada era harto difícil, pues nunca antes en 58 ocasiones previas según UEFA nadie había conseguido remontar un 4-0 adverso de la ida en eliminatorias de competiciones europeas. Y, al descanso, el Barça tenía el trabajo hecho a medias con un 2-0 con el que se permitió soñar y en el que ganó la fe necesaria para sobreponerse a Cavani, que no faltó a su cita con el gol, y aunarse con un Camp Nou de bandera en busca de tres goles más que les meten en cuartos.
Goles de penalti de Messi y de Neymar, de falta directa que fue obra maestra con la que repitió Neymar, otro de pillo de Luis Suárez, otro en propia y el gol final de Sergi Roberto estirándose en el aire a lo Johan Cruyff para rematar el último centro de Neymar. Era la última jugada; era morir en la orilla o provocar una histeria y locura colectiva en el Camp Nou, y se dio lo segundo.
Como era de esperar el Barça salió con el 3-4-3 que ha dado un vuelco a la situación del equipo, permitiéndole ganar todos los partidos desde el 4-0 de la ida en el Parc des Princes y, además, con goleadas esperanzadoras ante Real Sporting de Gijón (6-1) y Celta de Vigo (5-0). El PSG, lejos de intentar buscar un gol, salió acongojado, muy retrasado, incluso metiendo a los extremos del 4-3-3 como laterales en defensa. Y se encontró con el mismo resultado que los sportinguistas.
Pese al riesgo que suponía defender con ese muy adelantado 3-4-3, pues esta vez en defensa no hubo mutación al 4-4-2, y pese a marcar prácticamente al hombre a los galos cuando estos recuperaban el balón, el Barça estuvo tácticamente idóneo y preciso. Hizo lo que tenía que hacer, sin dudar, y con una intensidad que el PSG no pudo compensar. Pusieron el autobús frente a Trapp, y no tuvieron ni una contra en la que encontrar la sentencia. El gol llegó en una jugada aislada y acabaron pagándolo. El Barça no dejó de creer y su fe les dio el billete a los cuartos.
Tras el descanso, con el Barça a mitad de camino de hacer historia, se repitió la historia y el Barça se encontró con el tempranero gol de Leo Messi, de penalti cometido sobre Neymar muy discutido por el PSG y que señaló el juez de fondo. Un gol que avivó todavía más los ánimos y que provocó el cambio táctico de Unai Emery, que envió a los suyos a presionar y surgió efecto. La defensa de 3 del Barça empezó a sufrir más, con las líneas altas del PSG.
Avisó Cavani con un tiro al palo en una contra y, en una acción a jugada parada, le cayó un balón largo a Kurzawa, que peinó de cabeza atrás y Cavani hizo de Edinson Cavani; vio el balón, se preparó una volea con el exterior del pie derecho y fulminó a Ter Stegen, sin opción para el alemán. Y ahí, en el minuto 62, se acabó el sueño del Barça de culminar una remontada histórica que se habían trabajado y casi conquistado. Ese gol hizo daño, y tuvo otro Cavani, aunque el mano a mano lo ganó Ter Stegen.
Pero buscó el cuarto el equipo catalán con mucha presencia de Arda Turan, fresco. Aunque el 3-2 sobrevolaba el Camp Nou, con las contras rápidas del PSG, el Barça no le dio la espalda al partido e intentó cerrar este choque de vuelta con una victoria más holgada con la que premiarse a sí mismos por el esfuerzo realizado. En el '88 llegó ese cuarto gol, que dio pie al quinto y, ya con la magia en liza, el sexto y definitivo. Una gesta como se han visto pocas en Barcelona, sino la mayor.
El Camp Nou recibió al equipo con 80.000 banderas del club, el lema 'Tots amb l'equip' ('Todos con el equipo') y un tifo en la zona de la grada de animación, un escenario que se tornó en ambientazo cuando empezó a sonar por megafonía 'La presó del rei de França', una canción popular catalana del siglo XVI popularizada por la Companyia Elèctrica Dharma. Quizá buscando encarcelar al PSG, el 'rey' del fútbol francés últimamente, y funcionó a la perfección. Este Barça, con esta lección, puede hacer temblar Europa.