ep joo felix durante un partido del atletico de madrid
João Félix, durante un partido del Atlético de Madrid.@ATLETI

El Atlético de Madrid se clasificó este miércoles para los cuartos de final de la Liga de Campeones, merced a su 2-3 a domicilio contra el Liverpool, con dos goles de Marcos Llorente y otro de Álvaro Morata en la prórroga para exasperar al vigente campeón, bajo el empuje sin recompensa de todo Anfield.

El 1-0 de la ida era botín escaso y los de Diego Pablo Simeone rozaron otra desgracia, como la del curso pasado ante la Juventus. Y en medio de un clima extraño, con dudas institucionales para cerrar puertas a causa del coronavirus, el estadio 'red' infundió mística entre rachas de viento y lluvia ladeada.

Avisó primero el Atlético, cuando apenas habían transcurrido 14 segundos. Con una bonita maniobra a la media vuelta, João Félix se libró de su marcaje y filtró un pase para Diego Costa a la espalda de los centrales. El hispano-brasileño ejecutó nada más pisar el área, pero su disparo se marchó desviado al lateral de la red.

No tardó el conjunto local en adueñarse del balón, fiel a su estilo sin tregua. Y fruto de ello llegaron varias ocasiones, con un zurdazo lejano de Mohamed Salah que se fue por encima del travesaño y después otro tiro de Alex Oxlade-Chamberlain más peligroso, pero que Jan Oblak repelió a media altura.

Sin la parálisis de un año antes en Turín, incluso con Kieran Trippier asomándose por su lateral derecho en una jugada ensayada, los colchoneros igualmente veían crecer el asedio de su rival. Balón bombeado tras balón bombeado, desde ambas bandas, el equipo 'red' maceraba el gol de todas las formas que se le ocurrían.

Media hora duró esa imponente versión del Liverpool, hasta que Diego Costa volvió a incordiar en el juego de espaldas. Cada intervención suya era un desahogo, envolviendo la pelota y dando un respiro a los centrocampistas de contención. Thomas Partey, Saúl Ñíguez y el capitán Koke Resurrección ejercían de 'stoppers' ante el empuje local.

Chocaban dos estilos y el cuadro inglés insistió en el suyo, poniendo en aprietos a Oblak en el minuto 36 con otra de sus múltiples armas. Alexander-Arnold subió por su banda derecha y en línea de tres cuartos conectó un centro a dos palmos por encima del césped, con la intención de que su compañero Roberto Firmino 'pescara' algún remate.

El ariete brasileño se había ganado bien un hueco en el área pequeña y rozó esa asistencia, si bien Oblak estuvo atento para despejar cuando la grada ya cantaba el 1-0. Fue, no obstante, el preludio del tanto igualó la eliminatoria por obra de Georginio Wijnaldum en un cabezazo.

Al borde del descanso, y a la enésima internada por Oxlade-Chamberlain en el costado diestro, éste se vio poco encimado por Saúl y centró al punto de penalti. Ahí, habiendo dado un pasito hacia atrás, Wijnaldum remachó picándola. Ni Oblak ni nadie lo habría parado, con lo que todo volvía al punto de partida.

La prioridad en la segunda parte, entre los pupilos del 'Cholo' Simeone, era resistir como jabatos para al menos forzar la prórroga. No lo tuvo nada fácil, pues Salah dejó claro en el minuto 47 que eso sería un sufrimiento. Otro zurdazo del egipcio, a pie cambiado desde el pico contrario del área, hizo que Oblak no se relajara.

De inmediato, Sadio Mané volvió a amenazar al guardameta esloveno con un potente tiro que luego el árbitro invalidó; fuera de juego del senegalés, que pese a todo ya había metido el miedo en el cuerpo colchonero. No había rastro de Ángel Correa ni de João Félix, cuyos desmarques a la carrera eran completamente estériles.

La solución del 'Cholo' fue retirar a Diego Costa y meter en el campo a Marcos Llorente, viendo que su equipo hacía aguas en la posesión y el posicionamiento. Mientras, Jürgen Klopp se reservaba el cambio de fichas a la vez que enfrente João Félix asumía el mando ofensivo. Un tiro del joven portugués, aunque flojo y raso, sacó a Adrián San Miguel de su letargo.

Incluso en otro contragolpe de nuevo probó fortuna João Félix, con un lanzamiento más fuerte y que el portero 'red' atrapó en dos tiempos. Correa estaba atento, pero lejos para beneficiarse del rechace. Era la metáfora más evidente del plan madrileño, con ganas de asustar en carrera pero a excesiva distancia de la zona frágil de su adversario.

Los de Simeone estaban aculando y pronto provocó más problemas. Con el cronómetro marcando el 66', Salah regateó en un palmo del área y disparo con la diestra. El balón tropezó en un defensa rival y en tromba apareció Andrew Robertson para cabecear al larguero, haciendo suspirar una parroquia visitante cada vez más atareada.

El acorralamiento del Liverpool a su rival era palpable, generando ocasiones una detrás de otra. Muy clara la tuvo Andrew Robertson en un zurdazo desde la frontal y que se fue arriba. Otra más tuvo Mané, autor de una chilena también demasiado alta. Se sumó a la fiesta Salah con otra virguería, yéndose de tres rivales para enganchar un nuevo zurdazo que lamió la escuadra.

Klopp apostó por James Milner para zarandear y oxigenar su centro del campo, en un apretón final que desbarataba Oblak. Sin embargo, una efímera alegría recorrió el cuerpo del Atlético en el alargue, gracias a un cabezazo de Saúl en una falta lateral y que besó las mallas.

El juez de línea señaló fuera de juego mientras el banquillo visitante aún no se daba cuenta. El 'Cholo' y compañía pasaron ahí de la euforia al desasosiego. La repetición del VAR corroboró esa posición ilegal y la batalla se decidió en la prórroga. Y peor no pudo empezar, con los 'reds' marcando el 2-0 a los tres minutos.

El siempre peligroso Firmino se metió entre los centrales en otro centro desde la banda derecha y efectuó un cabezazo certero, tan ajustado que se estrelló en el poste y él mismo aprovechó el rebote para culminar a puerta vacía.

La pesadilla de Turín se estaba repitiendo hasta que Adrián le echó una mano al conjunto rojiblanco, de negro para esta ocasión. En un pase atrás sin mayor importancia, el portero español falló en el despeje y el balón cayó a pies de João Félix. Fundido pero voluntarioso, el portugués vio raudo el apoyo de Llorente unos metros por delante, a su izquierda, y le asistió.

El exmadridista, chico para todo en los planes de Simeone, se perfiló e hizo un derechazo ajustadísimo que se coló en la cepa del poste. Adrián no había retrocedido a tiempo y la culpa ya le pesaba, que encima fue a peor tras el 2-2. Emergió Llorente al rescate, con el equipo local desafinado en defensa por culpa de tanto 'rock and roll'.

El '14' visitante alcanzó la corona del área y, bajo la mirada cercana de Joe Gomez, se perfiló como en un 'déjà vu' y otro derechazo batió a un Adrián cabizbajo. La segunda parte de la prórroga terminó siendo puro éxtasis colchonero, sin el agobio de los momentos previos y además con Morata culminando otra gesta con su 2-3 al contragolpe y eliminando al campeón que vendió cara su derrota.

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