El ex presidente del COI fundó el olimpismo moderno y trajo a Barcelona en 1992 los únicos Juegos en España
"Su legado sigue presente, es un gran referente para mí y una figura irrepetible en el deporte español", apunta Alejandro Blanco
MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
El expresidente del Comité Olímpico Internacional (COI) Juan Antonio Samaranch Torelló falleció el 21 de abril de 2010 a los 89 años, una década sin el 'Señor de los Anillos', la figura más importante de la historia del deporte español y el artífice de que Barcelona albergara en 1992 los únicos Juegos en el país.
"Su legado sigue presente en el movimiento olímpico por sus valores, capacidad de diálogo y excelencia, y por la introducción del deporte en la sociedad. Sigue siendo un gran referente para mí y una figura irrepetible en el deporte español", apuntó a Europa Press, el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco.
En sus 21 años (1980-2001) al frente del COI, Juan Antonio Samaranch modernizó un organismo anquilosado y atrajo el interés de los patrocinadores globales pese a que sus inicios fueron convulsos por los boicoteos de Estados Unidos y Rusia a Moscú'80 y Los Ángeles'84 en plena Guerra Fría.
El padre del movimiento olímpico español e internacional, nació en Barcelona el 17 de julio de 1920, año en que se recuperaba la celebración de los Juegos Olímpicos en Amberes (Bélgica) tras la cancelación de la edición de 2016 provocada por el estallido de la Primera Guerra Mundial.
Criado en el seno de una acomodada familia de la Ciudad Condal, el joven Samaranch se diplomó en Comercio en la Escuela de Negocios del IESE y destacó por su fluidez con el manejo de los idiomas, pues era bilingüe en inglés y francés, las dos lenguas oficiales del COI, y tenía nociones de alemán y ruso.
Hábil negociador, rehizo los cimientos de la institución fundada por el barón Pierre de Coubertain dando entrada a los países del bloque comunista liderado por la extinta URSS, multiplicó su presupuesto y convirtió los Juegos en un gran espectáculo mediático y de masas que atrajo a los mejores deportistas -véase el 'Dream Team' en Barcelona'92- del orbe.
ORÍGENES: DE CONCEJAL A EMBAJADOR
Antes de convertirse en el segundo presidente del COI más longevo -solo superado por el barón de Coubertin-, Samaranch fue jugador de hockey en los difíciles años de la posguerra española, boxeador, futbolista e, incluso, periodista que cubrió como enviado especial los Juegos de Helsinki'52.
Con apenas 34 años, fue nombrado concejal de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona, cargo en el que participó en la organización de los II Juegos del Mediterráneo en 1955 y que compatibilizó con el de miembro del COE.
Jefe de Misión del COE en los Juegos Olímpicos de Tokyo'64, dos años más tarde fue elegido miembro del COI y delegado nacional de Educación Física y Deportes del Movimiento. Su ascensión no tuvo límites y en 1967, con 47 años, alcanzó la presidencia del COE, fue elegido procurador en Cortes y consejero nacional.
En 1968 fue nombrado jefe de protocolo del COI y, dos años después, entró en la Comisión Ejecutiva. En 1973 alcanzó la presidencia de la Diputación de Barcelona y al año siguiente accedió a la vicepresidencia del COI.
Pero fue en 1977 cuando se produjo el hecho crucial en su particular carrera olímpica: ese año fue nombrado embajador español en la extinta URSS, y tres años después, en 1980, se erigió en presidente del máximo organismo deportivo mundial.
"¡A LA VILLE DE ... BARCELONA!"
A su llegada en julio de 1980, el 'moderno' Coubertain logró apaciguar un organismo que se debatía entre la desunión y la falta de concepto, incrementó el número de países miembro, de 141 a 200; ingresaron doce mujeres y multiplicó por ocho, de cinco a 40 millones de francos, su presupuesto.
Como presidente del COI vio cumplido el sueño de lograr que Barcelona organizara, por vez primera y única hasta la fecha en España, los Juegos Olímpicos que supondrían, gracias, entre otras cosas, a la creación del Programa ADO, el despegue del deporte nacional, con una cifra récord (22) de medallas.
Mítica fue aquella frase 'À la ville de ... Barcelona', el germen de la 'Era de Oro' del deporte español y que el propio Samaranch calificó como los "mejores Juegos de la historia" en la ceremonia de clausura por haber sido ejemplo de cordialidad y de apertura a los deportistas profesionales.
En cambio, los Juegos del Centenario no fueron en Atenas, cuna del olimpismo, y Atlanta albergó una edición con problemas informáticos, de transporte y alterada por un atentando con bomba que causó dos víctimas que hicieron temer por la cancelación.
En 1998 superó la crisis de corrupción por la elección de los Juegos de Invierno de 2002 en Salt Lake City (Estados Unidos), y en sus últimos Juegos como presidente, Sydney'2000, tuvo que ausentarse dos días al recibir la noticia de la muerte de su mujer, María Teresa Salisachs Rowe, conocida como 'Bibis', con quien se había casado en 1955.
Dejó el cargo el 16 de julio de 2001, un día antes de cumplir los 81 años, en Moscú (Rusia), precisamente la ciudad que le había catapultado hasta los más alto del deporte mundial, y le sucedió el doctor belga Jacques Rogge.
LA CUENTA DEL MADRID OLÍMPICO
Presidente durante doce años de La Caixa, Premio Príncipe de Asturias de los Deportes en 1988, el Marqués de Samaranch alcanzó casi todo lo que se propuso en la vida, pero esta le negó su gran afán en el tramo postrero: cumplir la ambición de Madrid por atraer los Juegos en 2012 y 2016.
Pocos meses antes de su muerte, el veterano Samaranch, el 'Señor de los Anillos', dirigió sus últimas palabras al corazón de sus colegas: "Queridos colegas, estoy llegando al final de mi tiempo. Tengo 89 años ¿Puedo pedirles que consideren otorgarle a mi país el honor de organizar los Juegos Olímpicos en Madrid?", dijo aquel 2 de octubre de 2009 en la sesión del COI en Copenhague.
Los Juegos de 2016 no fueron para Madrid sino para Río de Janeiro, que derrotó a Madrid y a las palabras de Samaranch con el ideario de Lula da Silva y 'los primeros Juegos en Sudamérica'. Tampoco los serían los aplazados ahora por la COVID-19 de 2020 en Tokyo.
El legado de Samaranch pervive en sus dos hijos, María Teresa, que fue presidenta de la Federación Española de Deportes de Hielo, y Juan Antonio, vicepresidente del COI. "Como padre, fue una inspiración por su capacidad de trabajo, tesón y constancia para perseguir sus sueños; como presidente del COI, sacó adelante al organismo en un momento complicado en la Guerra Fría", indicó a Europa Press Samaranch hijo.
Samaranch Salisachs destacó el trabajo "muy duro" de su padre por la candidatura olímpica de la capital de España en Singapur, donde fue derrotada por Londres, y Copenhague, la de la elección de Río de Janeiro. "Mi padre alcanzó lo que se propuso, pero si me preguntas si hay algo que le quedó en el plato, eso fue ... Madrid", sentenció.