SOFIA, 15 (Reuters/EP)
El presidente de la Unión Búlgara de Fútbol (BFU), Borislav Mihailov, presentó este martes su dimisión tras la polémica levantada tras los incidentes de tinte racista de este lunes en el partido de clasificación para la Eurocopa 2020 ante Inglaterra, que obligaron al colegiado a detener el encuentro, y después de que se lo solicitasen desde el propio Gobierno.
"El presidente de la BFU Borislav Mihailov renunció y presentará su dimisión a los miembros del Comité Ejecutivo en la reunión del viernes. Su posición es consecuencia de las tensiones recientes y de un entorno que va en detrimento del fútbol búlgaro y de la BFU", confirmó el organismo en un comunicado, donde destacó los "numerosos contactos a un alto nivel internacional" del dirigente y la "firme disposición" de este "para continuar ayudando al desarrollo del fútbol búlgaro en todas las formas posibles".
La renuncia del exportero llegó horas después de que el Gobierno búlgaro se lo solicitase tras lo sucedido en el partido celebrado en el Vasil Levski de la capital Sofía, aunque, inicialmente, desde su organismo advirtieron que no sucedería y que las autoridades políticas no podían "interferir".
"Insto a Borislav Mihailov que dimita inmediatamente como presidente de la BFU. Es inaceptable para Bulgaria, que es uno de los países más tolerantes del mundo y donde gente de diferentes etnias y religiones viven en paz, ser asociado con racismo y xenofobia", escribió Boyko Borissov, Primer Ministro del país, en su perfil oficial de 'Facebook'.
"El Primer Ministro me llamó con urgencia hace poco. El Gobierno ha hecho mucho por el desarrollo del fútbol búlgaro en los últimos cuatro años, pero tras los últimos sucesos y los incidentes de la noche me ha ordenado suspender desde hoy martes cualquier relación con la BFU, incluyendo la financiera, hasta la dimisión de Boris Mihailov", apuntó este martes el ministro de Deportes, Krasen Kralev.
La selección búlgara cayó este lunes en el Vasil Levsky de la capital por un duro 0-6 ante Inglaterra, pero toda la atención recayó en las dos ocasiones que el árbitro croata Ivan Bebek tuvo que parar el partido por los cánticos racistas de las aficionados locales a los jugadores visitantes y pese a que el estadio estaba parcialmente cerrado por la sanción de la UEFA por estas actitudes en los partidos ante Kosovo y la República Checa del pasado mes de junio.
Sin embargo, tanto los jugadores locales como su seleccionador, Krasimir Balakov, aseguraron no haber escuchado nada e incluso el técnico culpó a los seguidores ingleses. "Durante la segunda parte usaron palabras hacia nuestros aficionados que encuentro inaceptables", aseveró tras el partido.