MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
El triatleta español Joaquín Carrasco, amputado del brazo izquierdo, cree que "no hay que dar más importancia" a esas personas que insultan a aquellos que están haciendo deporte sin saber que, como es su caso, tienen permiso para hacerlo
El extremeño sufrió esta desagradable situación el pasado fin de semana cuando, mientras que entrenaba, hubo gente que le insultó o incluso le lanzó cubos de agua, sin saber que tiene la condición de Deportista de Alto Nivel (DAN), aunque una vez se dio a conocer lo sucedido también recibió muchas muestras de apoyo.
"Me ha tocado vivir las dos caras. Por un lado, la parte más triste con el tema de los insultos, y por otro, la más agradable y amable con el apoyo que me han demostrado. Ahora salgo a entrenar y la gente me pita con el coche y me saluda. Bueno, son cosas que pasan, pero no debemos dar más importancia a alguien que se dedica a insultar de esa manera", indicó Carrasco en una entrevista para las redes sociales del Comité Paralímpico Español.
El extremeño, que lamentó que esta situación le haya hecho salir "en más medios" que por haber conseguido "cualquier éxito deportivo", se refirió a sus planes de futuro y su deseo de acudir a Tokyo 2020 "como miembro del cuerpo técnico de la Federación Español de Triatlón" ya que tiene complicado hacerlo como deportista.
"Estar en mis cuartos Juegos, aunque sea de esta manera, es algo impensable cuando te dedicas a esto", señaló Carrasco, de 55 años y que ya participó, entonces como atleta, en Seúl'88, Barcelona'92 y Sydney 2000.
Del equipo nacional de triatlón, subraya "el buen rollo" existente y que considera clave para esos "buenos resultados" que se están obteniendo. "Me dicen que me parezco al hermano malo de los Dalton por aquello de la perilla y demás", bromea, reconociendo también que suele pedir en campeonatos "la mejor ubicación para las transiciones". "Y me la suelen conceder casi siempre", añade.
Triatleta desde 2009, el cacereño brillaba en el baloncesto antes de sufrir el accidente de tráfico en el que perdió el brazo izquierdo y llegó a jugar en el Cáceres CB. Del baloncesto de su tierra conoce a José Manuel Calderón, al que seguía "desde pequeño". "Pero lo más curioso es que yo me he enfrentado a su padre", confiesa.
Por otro lado, a nivel más personal, no duda en calificarse como "un enamorado del café" y lo "mal" que lo pasa cuando compite fuera de España "porque no suelen poner bien el café". "Les cuesta mucho entender un café con hielo, por ejemplo", advierte.
"Me siento muy orgulloso de mi tierra y creo que mi ciudad es una de las más bonitas del mundo. Es más, tengo tatuado en uno de mis gemelos la bandera de Extremadura y la de España".