- La trataron con medicamentos sin saber que tenía un trastorno bipolar
- Acabo ejerciendo de prostituta y se llego a plantear el suicidio
El deporte nos deja normalmente historias positivas, de superación, que nos sirven para motivarnos pero lamentablemente esta no es una de ellas. En la vida de Suzy Favor Hamilton el camino fue al revés, del deporte se bajo a los abismos.
La atleta acabó trabajando de prostituta y sufrió problemas de depresión y trastorno bipolar
La BBC se ha hecho eco de la historia de Suzy Favor Hamilton, una atleta estadounidense, tres veces olímpica, que acabó trabajando de prostituta y que sufrió problemas de depresión y trastorno bipolar. El atletismo siempre fue una pasión para Suzy, comenzó a correr cuando era una niña y se cumplió su sueño de representar a los Estados Unidos en unos juegos, fue en el año 1992 en Barcelona, repetiría experiencia en los Juegos Olímpicos de Atlanta y Sidney. Sus problemas comenzaron precisamente en España, durante la disputa de los juegos, se dio cuenta de que su gran pasión, lo que le llevaba a la más altas emociones se tornaba en presión y sufrimiento a la hora de competir. No podía aguantarlo, por aquel entonces desconocía que tuviese una enfermedad mental.
Durante la carrera al ver que no tenía posibilidades de conseguir medalla fingió sufrir una lesión
Uno de los ejemplos de este agobio ocurrió en los Juegos de Sidney en el año 2000, la estadounidense era una de las favoritas en la prueba de 1.500 metros pero antes de la disputa de la prueba reconoció sentirse muy presionada: "Recuerdo que poco antes de salir al circuito, veía a los camarógrafos enfocarse en mí y sentirme muy agobiada. Pensé '¿por qué no me dejan en paz?' Estaba ansiosa, pero puse buena cara y me dije a mí misma 'pasará en 4 minutos". Durante la carrera al ver que no tenía posibilidades de conseguir medalla fingió sufrir una lesión: "Estaba liderando en los primeros 100 metros, a los 200 metros ya había comenzado el ataque de pánico. A cada paso, mis piernas comenzaban a traicionarme. Una corredora me pasó, y pensé que ahí se iba la medalla de oro y cuando vi que ya no iba a ganar ninguna medalla, me desplomé. Fingí un ataque para tener una excusa".
PROBLEMAS DE DEPRESIÓN
"La droga me hizo perder todas las inhibiciones. Yo estaba como encendida, me sentía viva y me encantaba"
A partir de ese momento comenzó la caída de la atleta, tras el fracaso deportivo entró en depresión, motivo por el que fue medicada, normalmente esto supondría una mejora pero por aquel entonces no se sabía que Suzy Favor Hamilton era bipolar, lo que llevo a tener una hipersexualidad: “La droga me hizo perder todas las inhibiciones. Yo estaba como encendida, me sentía viva y me encantaba". Y ese fue el comienzo que de su trayecto hacia la prostitución.
Comenzó teniendo relaciones fuera de su matrimonio, más tarde tuvo sexo con un prostituto y su vida cambió, pensó que era ella la que debía recibir el dinero. Poco a poco se fue estableciendo como prostituta en Las Vegas, cada vez ejercía de forma más habitual y aumentaba más sus precios y se sentía bien con ello: “Era como si hubiera encontrado a la persona que quería ser, no que quería ser prostituta, pero una persona confiada, empoderada, que tenía voz. Me estaba rebelando en contra de la vida represiva que había llevado como atleta olímpica, cada vez que veía a un cliente, era como si ganara una carrera".
Comenzó a confesar a algunos clientes quien era en realidad (hasta entonces mentía sobre su identidad) uno de esos clientes se enamoró de ella y le pidió matrimonio pero Suzy Favor Hamilton le rechazó, este como castigo reveló a un periódico la doble vida de la atleta. En ese momento llegó a plantearse incluso el suicidio: “No sabía qué hacer. Pensé en quitarme la vida porque todo se había acabado para mí".
TRASTORNO BIPOLAR
Pero a raíz del conocimiento de su doble vida se pudo conocer su problema, su marido le ayudó en los momentos más difíciles y se le diagnostico un trastorno bipolar, le dieron el tratamiento adecuado y todo mejoró: "Soy bipolar y tengo días buenos y días malos. Estoy aprendiendo a lidiar con ello. Estoy escalando montañas, haciendo ejercicios todos los días, en vez de dedicarme al sexo". No obstante reconoce que siempre quedará algo de esa persona que se dedicó a la prostitución: “Hay partes de ellas que siempre van a existir, su confianza, su coraje, su fortaleza, su voz".
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