MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
El expiragüista español David Cal, ganador de cinco medallas olímpicas, repasó su larga y exitosa carrera siempre marcada por los Juegos, con una estrategia que le hizo recibir críticas pero con la que preparó su cuerpo para cada asalto olímpico, además de aprender a controlar los nervios y la ansiedad de competir.
Cal participó este jueves en 'Perdiendo el miedo a ganar', las clases magistrales 'online' organizadas por la Federación Española de Piragüismo para proporcionar entretenimiento y formación ante la inactividad por la pandemia del coronavirus. El español con más medallas en los Juegos Olímpicos no defraudó y estuvo cerca de dos horas contando su experiencia desde el principio.
"Guardo los inicios con mucho cariño. Yo no tenía ningún referente, iba a entrenar, me lo pasaba bien, disfrutaba mucho. No me gustaba competir por aquel entonces, recuerdo la primera competición y no me apetecía, no buscaba medirme con otra gente. Empecé muy temprano, contra chicos dos años mayores. En todas las competiciones quedaba cuarto, incluso en una que me caí de la canoa. Mi primer Campeonato de España que gané fue en el 98", repasó.
Para el gallego llegó entonces un primer momento clave en su carrera, un rechazo del equipo nacional. "Quería entrar en el equipo nacional pero me dijeron que no, lo pasé mal. Ese año entrené mucho, con ganas, era una forma de demostrar que yo sí que lo valía y merecía esa plaza. En el Mundial fui tercero con una canoa que alquilamos del equipo japonés. Después tuve la oportunidad de ir al equipo nacional y no fui porque estaba dolido y tenía un sitio precioso para entrenar en Pontevedra", afirmó.
LOS JUEGOS: EL GRAN OBJETIVO
Cal tuvo la oportunidad de disfrutar ya de Sídney 2000. "Fueron los que más disfruté porque los siguientes ya me tocó competir. Desde la grada me moría de envidia, ahí ya disfrutaba de la competición aunque me ganaran", afirmó. "En Atenas no era favorito. Sí venía de ser subcampeón del mundo en 2003, pero iba de tapado, todavía joven y en mis primeros Juegos", confesó.
El campeón español recordó que a los Juegos de Atenas, donde se estrenaría con un oro y una plata, llegó después de una crisis. "Antes hubo una etapa dura. En 2002 dejé el piragüismo y de dejarlo pasé a ser subcampeón del mundo al año siguiente. Salí del equipo nacional porque no encajé y vi que estaba perdiendo el tiempo y me fui a casa. Me convencieron y retomé los entrenamientos", apuntó.
"Quise demostrar que valía y pasé a ser una realidad, no una futura promesa para la Federación. Me lo tomé con más tranquilidad que los que me rodeaban. De cara a los Juegos hicimos una estrategia de dar un paso atrás. En el Europeo quedé segundo y tercero pero seguimos igual de tapados. Llegaron los Juegos, que habíamos preparado mucho, sobre todo la segunda parte de la carrera", añadió.
Cal se convirtió ya en referente y tuvo que aprender a lidiar con la presión del favorito. "El siguiente ciclo olímpico no lo disfruté tanto. Fue diferente. Todo el mundo te señalaba. Los Juegos de Pekín fueron espectaculares porque además me tocó ser el abanderado, pero no conseguimos los resultados. Íbamos a por dos oros y fueron dos segundos puestos. Nos cayeron bastantes críticas", recordó.
"Para Londres 2012 teníamos un problema de motivación porque ya llevaba cuatro medallas olímpicas y llegaría con 29 años a esos Juegos. Busqué esa motivación y pasé a luchar por la quinta medalla, que no había conseguido ningún español. Finalmente conseguí la plata que fue muy dura psicológicamente", añadió, con el final más rápido de la historia en los 1000 metros para lograr aquella plata.
LA ESTRATEGIA DE SUSO MORLÁN
La estrategia de cada ciclo olímpico era llegar a los Juegos al 100%, en una preparación progresiva. Así lo trazó su entrenador desde los 15 años Suso Morlán, quien falleció en noviembre de 2018. "Después de Atenas nos planteamos hacer ese sistema porque estar todos los años al 100% no nos aseguraba que el último año del ciclo, que es los Juegos, íbamos a llegar al 100%", explicó.
"El primer año entrenábamos menos y avisábamos desde el principio, pero recibíamos críticas porque la gente lo veía como una disculpa que poníamos para posibles malos resultados. El segundo año del ciclo recuperábamos el aeróbico perdido, el tercero ya tocaba ritmos altos y conseguir plaza olímpica y el último tocaba ir con todo lo que tuviéramos", añadió.
Cal aún comenzaría a prepara los Juegos de Río 2016, pero el "peaje" ya no le compensaba y anunció su retirada en 2015. "Nos tomamos bastante tiempo para tomar la decisión, el problema era que yo tenía que buscar un objetivo, algo que me motivase. No teníamos claro qué hacer, la crisis todavía estaba ahí. Llegó la oportunidad de ir a entrenar a Brasil pero hubo muchos problemas", dijo.
"Tomé la decisión de dejarlo a principios de 2015. Se filtró y se armó un poco de jaleo pero era el momento idóneo para hacerlo. Llega un momento que estás saturado y necesitas hacer cosas nuevas. Para preparar unos Juegos tienes que pagar un peaje y el peaje son muchas horas de entrenamientos, lejos de la familia. En ese momento creí que no me merecía la pena pagarlo y así tomé la decisión", añadió.
Cal se había convertido en referente del deporte y en especial del piragüismo español, haciendo de la competición "algo normal", sin "nervios". El pontevedrés se queda como especial con su primer oro olímpico y con el campeonato de pista que ganó siendo cadete "remando con las orejas". Ahora lleva el confinamiento como puede, deseando volver a la oficina y trabajando desde casa en la UCAM.