El FC Barcelona ha ganado este miércoles al PSV Eindhoven en el Philips Stadion (1-2) y ha sellado el pase a los octavos de final de la Liga de Campeones como líder de grupo en una noche en la que no dominó, en la que sufrió, pero en la que la falta de acierto de los holandeses les permitió irse a casa con el trabajo hecho.
Leo Messi, con su sexto gol en tres partidos, abrió la lata y cambió un partido que parecía destinado a acabar en otros términos. Dominaba el PSV, creaba peligro, pero en el toma y daca fue mejor un Barça más acertado, que también supo ser atrevido en ciertos momentos, y que en el '10' tiene a un seguro.
Su gol, terminando con precisión quirúrgica en el tiro y recortes de fútbol sala para hacerse sitio en el área rival una jugada de asociación con Ousmane Dembélé, y también su creación o su servicio de falta que acabó con desvío de balón de Gerard Piqué para marcar el 0-2, hicieron que el Barça ganara.
El partido se apretó en los minutos finales con el gol del capitán Luuk de Jong. Un tanto que hizo honores a unos locales que no se dieron por vencidos y que cuajaron un buen partido. Tuvieron el empate, en botas del reserva Gutiérrez, también un mano a mano previo al gol de Hirving Lozano, y el Barça también pudo hacer el 1-3 pero Malcom, que tuvo más minutos de juego como refresco, asistido por Messi, la envió fuera.
El Barça, superado, impuso su poderío goleador pero, de cara a los octavos de final para los que estaba ya clasificado y en los que ejercerá de cabeza de serie como líder de grupo, debería subsanar errores y aprender de lo vivido en Eindhoven. Permitiendo tantas llegadas y ocasiones del rival será más difícil llegar a la final del Wanda Metropolitano, y es que esta noche pudo empatar e incluso perder.
Los blaugranas no empezaron ni terminaron bien el partido. En la primera parte pudieron marcar, sobretodo en una doble jugada en la que dos defensas del PSV sacaron dos remates en la línea de gol, pero sufrió más y suspiró al ver que los holandeses no encontraban la red sino la madera o a un necesitado Marc-André Ter Stegen. Guion que se repitió en la segunda parte, salvo por la llegada de los goles.
Protagonista el portero alemán del Barça no solo por sus paradas, sino por cometer de forma totalmente inusual en él errores en la salida de balón. La presión alta del PSV de Mark van Bommel propició esas imprecisiones del Barça a la hora de empezar la jugada, y fruto de las recuperaciones los locales fueron una pesadilla para los blaugranas.
No obstante, al descanso se llegó con empate a cero y la sensación de que el Barça había tenido fortuna. La misma que le llevó a marcar por partida doble y a ganar en la reanudación.
Gastón Pereiro rozó el gol a disparo de falta directa, y estrelló otro balón al palo tras un error de Rakitic, para después mandar a las nubes un disparo desde dentro del área con Ter Stegen vendido.
MAL ACIERTO DEL PSV
El mal acierto de Pereiro no estuvo sólo en sus botas, sino que todo el PSV se contagió de ello. Parecía imposible marcar y acabar con atino las buenas jugadas creadas, y es que pusieron en serios aprietos a la defensa blaugranas, incluso ya perdiendo.
Por contra, el Barça sí logró perforar la portería de un Zoet que también tuvo trabajo y acierto para evitar más goles en contra. Jugó bien el Barça en ataque, pero tuvo lagunas defensivas y no cerró el encuentro cuando tocaba. Con el 0-2, no supo contener el balón ni anular las contras locales, dando alas para el 1-2 y para el empate que no llegó. El único 'pero' a una noche en la que ganaron y se fueron a casa como líderes.