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Los jugadores del Atlético celebran en el banquillo el gol de Morata ante el Bayer LeverkusenATLÉTICO DE MADRID

El Atlético de Madrid se llevó la victoria este martes frente al Bayer Leverkusen (1-0) gracias a un gol de Álvaro Morata a doce minutos del final, lo que le permite a los rojiblancos dar un paso al frente para alcanzar los octavos de final en la Liga de Campeones, después de un partido pobre, árido y donde los colchoneros volvieron a demostrar que les gusta la pizza.

Ése fue el símil que utilizó su entrenador, el 'Cholo' Simeone, hace unas semanas, al ser criticado por su estilo. El técnico argentino dijo que 'Si te gusta la pizza, ¿para qué cambiar?'. Ante el Bayer, hubo ración doble y sólo un testarazo de Morata pudo desencallar un choque que estaba destinado al empate y a las dudas.

No hicieron méritos ni unos, ni otros para llevarse el triunfo. La primera parte fue tediosa, aburrida y todos los sinónimos que puedan utilizarse para un espectador neutral, seguramente, el que haya cambiado de canal viendo semejante fútbol trabado, sin dos pases seguidos y con un carrusel de interrupciones que invitaban al 0-0 perpetuo.

El Atlético no se puso nervioso pese al control del cuero de su rival. Los alemanes alcanzaron el 60% de posesión, pero tampoco hicieron daño a los rojiblancos. Oblak no tuvo que manchar sus guantes, ni tan siquiera por el contratiempo que supuso la lesión de Giménez a los 15 minutos. La defensa no lo notó en exceso. Hermoso tapó su hueco y eso fue lo más importante del primer acto.

En el segundo cambió la película, aunque el listón estaba a la altura de los tobillos. Diego Costa fue el primero en avisar aunque no conectase un centro de Trippier y Thomas arrancó a canalizar balones a la última línea. Ni Koke, ni un Saúl desaparecido, brillaron como de costumbre. El Atleti era la nada, la absoluta nada.

El mexicano Herrera fue el primero en poner a prueba a Hradecky con una vaselina envenenada, pero tampoco tuvo suerte. Faltaba la magia o el regate diferente que aporta el lesionado Joao Félix. Los de Simeone echaron de menos al joven portugués porque Correa -que dejó en el banquillo a Morata- no tuvo especialmente su día.

El Bayer Leverkusen, por su parte, probó fortuna con dos lanzamientos desde la frontal -Bellaraby y Havertz- pero ambos estuvieron lejos de hacer cosquillas a Oblak. El equipo de Peter Bosz fue de todo menos fiero y su derrota este martes le condena a pelear, casi seguro, por seguir con vida en la Liga Europa.

Todo transcurría como quería el Atleti, o al menos eso parecía tener escrito Simeone en su guión. El técnico argentino se soltó la melena y metió picante con Lemar y Morata, la pareja que cocinó el único gol de la lluviosa tarde en el Metropolitano.

Thomas manejó a su gusto -tras una recuperación- abrió a Lemar y éste puso un caramelo en la cabeza de Morata. El internacional remató de manera impecable, pero ni tan siquiera sus goles le valen para ganarse el cariño de buena parte de la grada, que no le perdona su pasado madridista. El gol se celebró entre júbilo y pitos, muchos pitos. El 'Cholo' ya tenía lo que quería. Más pizza.

En los minutos finales hubo tensión porque el 'equipo de la aspirina' estuvo a punto de darle un dolor de cabeza preocupante a los locales. No fue así, las ocasiones se fueron por la borda y el Atleti puso fin a una racha de cuatro empates consecutivos en casa. La victoria calma los ánimos y demuestra que -pese a comer todos los días lo mismo sea aburrido-, acaba teniendo el mejor de los resultados.

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