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Saúl Níguez celebra el 1-0 en el Atlético-Borussia DortmundAFP7

El Atlético de Madrid alumbró su camino hacia los octavos de final de la Liga de Campeones tras derrotar este martes en el Wanda Metropolitano con solvencia por 2-0 al Borussia Dortmund alemán, ante el que le bastó sus conocidas credenciales de firmeza defensiva, orden inquebrantable y buena efectividad.

No le hizo falta un gran partido en lo futbolístico a los rojiblancos para devolverle el golpe al equipo germano, no tan contundente como el del Signal Iduna Park, pero sí sin ningún atisbo de duda. Había sacado pecho Diego Pablo Simeone en la víspera sobre el estilo de los últimos siete años y su beneficio, y los goles de Saúl Ñíguez y Antoine Griezmann lo corroboraron.

El Atlético solo firmó una decena de minutos de buen nivel ofensivo y, curiosamente, no logró anotar en ese espacio de tiempo en el final de la primera parte ninguno de sus dos goles. El Borussia tuvo casi siempre la pelota (64%), pero fue uno más que no supo qué hacer con ella ante los colchoneros y Jan Oblak no tuvo que realizar ninguna intervención.

La primera parte dejó un Atlético de dos caras. La primera, la que discurrió hasta que abrió el marcador, fue la de un equipo agazapado esperando paciente su oportunidad, refugiado en un medio con Rodri, Thomas y Saúl, al que no parecía importarle que, al ritmo de la batuta de Witsel, le dominase el equipo de Lucien Favre.

Pese al inicial amago de ritmo trepidante, el partido cayó enseguida en una especie de anestesia. El Dortmund manejaba y manejaba la pelota, pero se atascaba en cuanto llegaba a los metros finales porque su rival se preocupaba de que no recibiese la pelota Reus, que cuando lo hizo, poco, siempre amagó con algo. Así, le quedó el recurso del joven Jadon Sancho, que intentó ser vertical con poco éxito, mientras que Pulisic apenas entraba en contacto con el balón al igual que un desaparecido Paco Alcácer.

El líder de la Bundesliga controlaba el partido, pero los escasos disparos eran rojiblancos, ambos de Ángel Correa. Sin embargo, cuando el choque pasaba su media hora, el Atlético encontró el gol cuando casi nadie lo esperaba. El casi inédito Kalinic ganó un balón de espalda, se lo dio a Saúl y este vio la autopista por la que entraba Filipe Luis. El ilicitano le dio tiempo a llegar desde atrás para recibir la asistencia del brasileño y marcar para quitarle la máscara a su equipo.

Y es que el 1-0 mostró otra cara colchonera. En apenas cuarto de hora, arrolló al Borussia, incapaz de detener el carrusel de ocasiones que tuvieron los de Diego Pablo Simeone. Filipe Luis, Saúl, Griezmann y Correa pudieron aumentar la cuenta local con un Wanda que había pasado de cantar para combatir el frío para rugir con furia ante el repentino arreón de los suyos.

GRIEZMANN SENTENCIA A LA CONTRA

El paso por vestuarios, además del cambio de Giménez por el canterano Montero por sus enésimos problemas musculares, trajo de nuevo al Atlético replegado dejando el control al Dortmund. El equipo germano trataba de dotar de más verticalidad a su fútbol, pero los locales se defendían bien y seguían con la desconexión total sobre Reus, lo que continuaba con el aislamiento de Paco Alcácer.

Correa tuvo las más clara en un mano a mano algo escorado y Simeone decidía cambiar algo el guión con la entrada de Gelson Martins por un Kalinic demasiado solo arriba, lo que parecía una apuesta por aprovechar la velocidad del portugués a unos espacios que no terminaban de aparecer porque los visitantes tampoco se descosían en exceso pese a que se jugaba casi siempre en campo del Atlético.

Un cabezazo fuera de Guerreiro fue el mejor bagaje ofensivo para el Dortmund, que terminó pagando su poco peso arriba. Los rojiblancos encontraron su contra, terminada con suavidad por Griezmann, capaz de aguantar con firmeza el choque con su defensor para cruzar la pelota lejos de Burki. Ahí se acabó el partido porque las 'avispas' se habían dejado todo el veneno en la ida. El cántico final hacia el 'Cholo' demostró que la afición aún confía en el manual del técnico argentino.

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