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Trabajadores médicos en el hospital de Dongsan en Daegu (Corea del Sur)-/YNA/dpa

MADRID, 30 (EUROPA PRESS)

El historiador Yuval Noah Harari ya alertaba en su libro más reciente '21 lecciones para el siglo XXI' (Debate) sobre los riesgos que puede suponer la implantación de los algoritmos de macrodatos en sociedades para controlar riesgos sanitarios como la pandemia de coronavirus, que está provocando una crisis sanitaria.

Mientras en países como China se empezó a emplear el 'big data' a primeros de marzo para lograr un mayor control, otros países no descartan apostar por esta tecnología para mejorar la trazabilidad de los contagios --en España, por ejemplo, Sanidad ya ha encargado una app para geolocalizar móviles--.

En su libro, Harari apunta a que la fusión de la biotecnología con la infotecnología supondrá algoritmos de macrodatos que "supervisarán y comprenderán los sentimientos de las personas mejor que ellas mismas", lo que otorgará entonces la autoridad a los ordenadores en detrimento de las propias personas.

"Es posible que la ilusión del libre albedrío se desintegre a medida que uno se tope diariamente con instituciones, compañías y organismos gubernamentales que comprendan y manipulen lo que hasta la fecha era mi fuero interno inaccesible", ha señalado en '21 lecciones para el siglo XXI'.

De hecho, el pensador --autor de libros como 'Homo Sapiens' u 'Homo Deus'-- pone como ejemplo el propio campo de la medicina, en el que "las decisiones más importantes" dependen de cálculos de ordenadores que "comprenden mejor el cuerpo" que las personas mismas.

"Dentro de unas pocas décadas, algoritmos de macrodatos alimentados por un flujo constante de datos biométricos podrán controlar nuestra salud a todas horas y todos los días de la semana. Podrán detectar el inicio mismo de la gripe, de un cáncer o del Alzheimer mucho antes de que notemos que algo va mal en nosotros", ha apuntado.

Es por ello que Harari cree que en poco tiempo la gente gozará de "la mejor atención sanitaria" de la Historia, pero esta situación conllevará también su lado negativo: es probable que esté enferma todo el tiempo. "Siempre hay algo que está mal en algún lugar del cuerpo y siempre hay algo que puede mejorarse", indica.

La fecha que establece como ejemplo de este desarrollo biotecnológico alcanza el año 2050. Hasta ese punto, una persona podía decir que se encontraba completamente sana mientras no sufriese dolor o no padeciese una discapacidad aparente como una cojera.

SIEMPRE ENFERMOS

Pero dentro de treinta años, gracias a sensores biométricos y algoritmos de macrodatos, previsiblemente podrán diagnosticarse y tratarse las enfermedades mucho antes de que generen dolor o produzcan discapacidad. Como resultado, según Harari, siempre nos encontraremos padeciendo alguna enfermedad y siguiendo alguna recomendación algorítmica.

"Si nos negamos, quizá nuestro seguro sanitario quede invalidado o nuestro jefe nos despida: ¿por qué habrían de pagar ellos el precio de nuestra testarudez?", cuestiona el profesor universitario, para luego ejemplificarlo con la decisión sobre dejar de fumar.

"Una cosa es seguir fumando a pesar de las estadísticas generales que relacionan el tabaco con el cáncer de pulmón y otra muy distinta es continuar fumando a pesar de una advertencia concreta de un sensor biométrico que acaba de detectar diecisiete células cancerosas en la parte superior de nuestro pulmón izquierdo", ha destacado.

HIPOCONDRÍACOS Y DESCREÍDOS

En esas situaciones, Harari se pregunta qué opción tendrá la persona que ha sido avisada de un posible cáncer cuando se transmita la advertencia a la agencia de seguros o al jefe del empleado -incluso a la madre de la persona diagnosticada--.

Así que el futuro más próximo que se imagina este pensador israelí es el del envío de actualizaciones periódicas a los teléfonos inteligentes del tipo 'se detectaron y destruyeron 17 células cancerosas'. "Los hipocondríacos quizá lean con responsabilidad esas actualizaciones, pero la mayoría las pasaremos por alto como hacemos caso omiso de los fastidiosos avisos de antivirus en el ordenador", concluye.

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