MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
El punk no estaba muerto, estaba de parranda. Y en un mundo que se mueve a ritmo de reguetón, no deja de resultar inspirador ver a más de 14.000 personas corear con contagiosa felicidad consignas como "quieres identificarnos, tienes un problema", o alzar sus puños con el mejor eslogan que aún ningún partido político se ha atrevido a adoptar: "No somos nada".
Porque como les ocurriera a los Ramones, más famosos en la vejez y en la muerte de lo que jamás fueron en vida, esta gira de reunión de La Polla Records 16 años después pone a la banda de Salvatierra (Álava) en el lugar que jamás reclamaron y donde nunca imaginaron. Y esa es también la gracia.
Con entradas a treinta euros -enésimo debate sobre si es punk cobrar por hacer bien tu trabajo- casi casi llenaron en la noche del viernes un WiZink Center que sí van a reventar el sábado en la segunda acometida, de nuevo con otras 45 canciones encadenadas sin descanso ni miramientos. Bofetón tras bofetón, con Evaristo Páramos botando como un chinche a sus 59 años.
El vocalista es la puerta hacia aquella otra dimensión que vislumbraba Jim Morrison. Está lanzando sus proclamas respondonas ante un pabellón incandescente pero él está en un gaztetxe cualquiera agitando uno a uno a los suyos. Nunca hubo otro truco en La Polla Records y en 2019 sigue funcionando contra todo pronóstico.
Porque la maquinaria arranca sin frenos con 'Salve'. 'Lucky man for you', 'Nuestra alegre juventud', 'Chica ye ye', 'Los siete enanitos'. Un repertorio imbatible repleto de himnos generacionales y transversales pues, aunque en la noche madrileña reaparecen las crestas, un pabellón no se llena solo con punkis y, de hecho, aquí hay votantes de derechas cantando todo tipo de consigna contra el sistema. No deja de tener su gracia.
Resulta tan complicado como innecesario enumerar una a una las canciones interpretadas, pero ahí están 'Txus', 'Europa', 'Radio krimen', 'Ellos dicen mierda' o 'La solución final' poniendo del revés el WiZink Center en el concierto más punk de su historia. Punk por la música, punk por las contestaciones, punk por la actitud de un gentío que, más allá de las apariencias, comparte una camaradería exquisita.
Como si, de alguna manera, intuyera que estas canciones no van nunca a cambiar el mundo. Pero en esa deriva desencantada encuentra precisamente sentido el mensaje de Evaristo, tan vigente entonces como hoy. Sustento de vidas que lo intentaron todo pero se sienten ahora engañadas en mayor o menor medida. 'Carne pa la picadora', como cualquiera, en definitiva.
Retumbó sin concesiones (y literalmente) el WiZink, en definitiva. Sin aspavientos, sin grandes alardes, para qué. Cosas del paso del tiempo, la perspectiva, la vigencia del mensaje y esa difusa cosa llamada memoria colectiva.
Se trata de celebrar que La Polla Records ha vuelto y que, además, cumple cuarenta años: Exacta e indudablemente la edad media de la concurrencia, que explota en el segundo bis con 'Johnny', 'La llorona', 'Odio a los partidos' y que canta como colofón, muy elocuentemente, 'Así casca la basca'. Pero no esta noche. Esta noche eso, no.