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La actriz Fernanda Orazi durante una de las escenas de 'Los días felices'.TEATRO VALLE INCLÁN/MARCOSGPUNTO

MADRID, 24 (EUROPA PRESS)

El Teatro Valle-Inclán de Madrid estrena este miércoles 26 de febrero la obra 'Los días felices' de Samuel Beckett, una "bomba moderna y clásica del siglo XX" en la que el silencio cobra "exceso de sentido" y hace que el género del monólogo vaya "un salto más allá".

Así lo ha explicado el director del Centro Dramático Nacional, Alfredo Sanzol, que ha puntualizado que esta versión, que podrá verse hasta el día 5 de abril, está dirigida por el argentino Pablo Messiez y protagonizada por el actor Francesco Carril y la actriz Fernanda Orazi, que darán vida a los personajes de Willie y Winnie.

Messiez ha confesado sentirse "enamorado" desde hace tiempo por esta representación porque cuenta con un material que permite al director y a los actores estar en contacto con "alguien tan brillante como Beckett", al tiempo que otorga protagonismo a los espectadores, que se convierten en un personaje más.

"Beckett decía que es una obra para hombres pequeños en un espacio muy grande y me parece una anécdota necesaria para pensar en el teatro como un espacio-tiempo compartido entre todos. Él mezcla las palabras y hacen que estén en relación con nosotros", ha subrayado.

A pesar de que ha mantenido su fidelidad a la convicción de Beckett de no dar explicaciones previas sobre el contenido de su obra, ha asegurado que el "drama está en el "contraste" entre los personajes: una mujer encerrada y un hombre que está siempre de espaldas.

Asimismo, ha matizado que su objetivo es hacer teatro que solo se pueda ver en ese formato, "que sea una mala película y un mal guion de cine" pero "una extraordinaria experiencia teatral", algo que, según ha apuntado, se consigue no cayendo en la "tentación" de "dejar seguir a la palabra" y generando tensión entre lo que ésta dice y lo que se está contando a través del espacio.

Esta nueva versión de la obra se mantiene prácticamente fiel al texto original de Beckett, aunque el dramaturgo ha reconocido haber incluido ciertos matices y licencias para construirla, entre los que destaca la edad o la nacionalidad de los personajes.

"Los actores son más jóvenes que aquellos que normalmente interpretan a estos personajes, entonces ahí ya hay una lectura propia nuestra que se suma a la cuestión de la nacionalidad argentina de Fer. A mi me gusta que cada uno trabaje a su manera para expandir toda la potencia de su expresividad propia", ha señalado.

En esta línea, ha confesado que, al principio, le costó encontrar "lo teatral" de dirigir este espectáculo, que según ha asegurado ha sido como "tocar una partitura de música", y entró en "crisis" hasta que se dio cuenta de que la actuación aparece en las "pequeñas singularidades sin necesidad de un gesto mayor". "Esas pequeñas vibraciones son los matices que nos tomamos en la obra", ha puntualizado.

UN "NUEVO BAUTISMO" TEATRAL

Por su parte, Orazi ha afirmado que participar en esta obra es "un nuevo bautismo" en su relación con el teatro porque le ha permitido entender algo del teatro que no había entendido antes, a través de la "radicalidad" con la que se ha comprometido con el lenguaje del teatro y de la actuación.

La actriz, que ha trabajado junto al director en otras nueve obras, ha subrayado la importancia de no comprometerse "a medias tintas" con el material de Beckett, abordado desde "la obediencia", un "gesto voluntario, radical y humilde" sin el que no se podría interpretar este espectáculo.

"No tuvimos tiempo de pensar en nuestra propia vanidad porque estábamos hablando con una persona que nos demandaba enteros como personas -refiriéndose a Beckett-, así que uno acaba entendiendo que el teatro es más que nuestros pequeños talentos, vanidades y virtuosismos", ha puntualizado.

Orazi, que ha afirmado sentirse presionada para estar a la altura del resto de actrices que han interpretado a Winnie, ha aclarado que no cree que el dispositivo escénico en el que está encerrada durante la obra limite su actuación, sino que es ese límite el que hace "estallar expresivamente otras formas", así como "disparar una libertad" en otras apariciones expresivas.

De este modo, ha matizado que esa "posición encerrada" enfrenta "de cara" a los actores con la propia actuación, por lo que ha resaltado la necesidad de no tomárselo como un obstáculo. "Me ha permitido encontrar todas esas cosas que quieren moverse y circular y darles lenguaje expresivamente en ese cuerpo que propone Beckett".

Para Carril, en cambio, ensayar esta obra ha sido como "ensayar un manual de instrucciones" y ver "cómo los límites hacen sentir libre si están bien puestos", al tiempo que permiten ver el silencio "como un exceso de sentido".

El actor ha segurado que, a pesar de que el papel es "pequeño", su personaje, construido a través del silencio, "le ha senañado muchas cosas" al permitirle "abrir los sentidos" a ver cosas que no había visto anteriormente.

Asimismo, ha subrayado que el 70 por ciento de su Willie depende del equipo artístico de la obra, del que ha destacado las labores "precisas y cuidadas" de caracterización de su personaje.

Este espectáculo que viajará a Sevilla y otras localizaciones tras su paso por Madrid, contará con un encuentro con el equipo el día 10 de marzo como actividad complementaria.

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