MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
El historiador Miguel Martorell ha publicado 'El expolio nazi' (Galaxia Gutenberg), la crónica del saqueo del régimen alemán en distintos países durante la Segunda Guerra Mundial y en el que España tuvo "un papel cómplice".
"España fue cómplice de Alemania a lo largo de toda la guerra, una aliada preferente, aunque se dijera que fue neutral: se suministraron bienes y soldados, se permitió que los barcos se abastecieran en los puertos españoles y se prestó la red diplomática. De hecho, España tenía la mayor red de espías alemanes en su territorio", ha señalado el autor.
Martorell traza este expolio a través de la figura del banquero alemán Alois Miedl, marchante de arte del líder nazi Goering y un "especulador cuya máxima era comprar barato y vender caro". Al perder el favoritismo de Goering en Holanda, Miedl se desplazó a España entrando por el norte, con obras de arte expoliadas bajo el brazo.
"Llegó a España con una cantidad indeterminada de obras, entre 60 y 80 cuadros, de los cuales 22 fueron bloqueados en el puerto de Bilbao, por motivos desconocidos", ha explicado Martorell, quien ha detallado que en esa lista de obras se incluían piezas de Van Dyck o Corot y cuyo destino final permanece sin resolverse.
"Tras un pleito de cinco años, el Gobierno español entiende que no han sido obras procedentes de un saqueo y se las devolvió a Miedl en lugar de al Gobierno holandés. Desaparecieron en las tinieblas del mercado del arte y solo ha aparecido hace poco una 'Magdalena' pintada por Van Dyck", ha recordado.
El catedrático de Historia ha apuntado a que no se sabe cuánta cantidad de arte entró en España sin regularizar, pero "sí está documentadas grandes cantidades por frontera o avión". Entre los nombres de galerías de la época que posiblemente contaron con ese arte de contrabando, ha citado a Arturo Linares o la galería Vilches.
Martorell ha matizado que, pese a que las obras de arte son "la parte más glamourosa" del expolio, hubo un saqueo generalizado con otras piezas como tapices, alfombras, libros o joyería. "El expolio estuvo vinculado a una política racial, todo dependía de quienes fueran las víctimas y donde estaban", ha apuntado.
En este sentido, ha matizado que el III Reich "estaba convencido de que tenían derecho a ser los depositarios del gran patrimonio europeo" y que tomaban muchas decisiones en base a la procedencia de las personas. "Consideraban a los eslavos una raza inferior y decidieron que no podían tener ningún signo de identidad cultural. Sin embargo, a belgas, ingleses y holandeses los reconocían como iguales, a pesar de ser enemigos", ha explicado.