ep juan ignacio vidarte y manuel ciraurqui en el guggenheim de bilbao
Juan Ignacio Vidarte y Manuel Ciraurqui en el Guggenheim de BilbaoGUGGENHEIM BILBAO

BILBAO, 12 (EUROPA PRESS)

El Museo Guggenheim de Bilbao ha presentado este jueves la primera exposición del año de su espacio audiovisual, una muestra dedicada al artista sudafricano William Kentridge. Titulada "7 fragmentos", incluye tres obras audiovisuales inspiradas en la figura y la obra del cineasta francés Georges Méliès.

Con una trayectoria de más de cuatro décadas de creación cinematográfica y videográfica, la instalación desplegada en el Museo Guggenheim consta en su conjunto de nueve pantallas en las que Kentridge evoca la figura del pionero de la cinematografía moderna Georges Méliès, al tiempo que realiza "un onírico autorretrato y una representación de su estudio como un microcosmos", tal y como ha indicado durante la presentación de la muestra el director de la pinacoteca bilbaína, Juan Ignacio Vidarte.

La exposición, comisariada por Manuel Cirauqui, permanecerá abierta hasta el 14 de junio en la sala Film & Video, el espacio donde el Museo presenta piezas clave del videoarte, la instalación audiovisual y la imagen en movimiento como lenguaje artístico.

La instalación, filmada en blanco y negro, combina imágenes reales del artista y dibujos realizados con su característica técnica de stop motion, que en este caso consiste en realizar dibujos a carboncillo, mostrarlos a cámara, borrar algunas partes y volver a dibujarlas de tal manera que cada imagen de la animación final conserva lasborraduras de las versiones anteriores.

Con esta obra, el artista sudafricano ha planteado "una potente reflexión sobre la confección y desaparición de las imágenes como momentos indisolublemente vinculados".

DIBUJOS ANIMADOS

La primera instalación, titulada "7 Fragmentos para Georges Méliès" (2003), da título a la exposición y muestra al artista trabajando en su estudio o interactuando con alguno de sus dibujos animados. De este modo, la obra "compone un autorretrato cargado de imágenes oníricas, donde el estudio desempeña la función de escenario cósmico en el que se desarrolla la incesante actividad cotidiana del artista".

La segunda, "Día por noche (Day for Night, 2003"), por su parte, remite a los experimentos de Meliès con la inversión del negro en blanco del negativo cinematográfico. La película muestra una invasión de hormigas en el piso del artista, las cuales, siguiendo un reguero de azúcar, se dispersan y se vuelven a reunir en formación, convirtiéndose en inesperadas colaboradoras de la obra. Impresa en negativo, la obra contiene imágenes que crean el efecto de una nube de estrellas.

La tercera pieza de la instalación, "Viaje a la Luna (Journey to the Moon, 2003)", es un homenaje a la obra maestra homónima de Méliès de 1902 y cuenta con una banda sonora original compuesta por Philip Miller que llena el espacio de la sala.

En esta película, Kentridge, deambula por su estudio imaginando distintas acciones creativas. El artista utiliza de nuevo la fotografía inversa para hacer que varias hojas de dibujos vuelen a sus manos como por arte de magia, creando una experiencia visual y onírica al mismo tiempo. En esta instalación, William Kentridge rinde homenaje al cineasta y gran innovador francés Georges Méliès y sus experimentos con efectos ilusionistas.

VIDEOINSTALACIÓN

A principios del siglo XX, Méliès fue pionero en técnicas como el movimiento inverso, la animación, el corte y el fundido, mediante las cuales creó mágicos espectáculos cinematográficos nunca vistos hasta ese momento. La exposición es fruto de la colaboración entre el Museo Guggenheim Bilbao y la Fundación Sorigué.

William Kentridge está considerado una figura fundamental de la historia reciente del cine y la videoinstalación. Nacido en Johannesburgo (Sudáfrica) en 1955, la ciudad se conviertó en contexto de referencia a nivel geográfico, político y social para muchas de sus piezas más icónicas.

Es, además, la ciudad en la que reside y trabaja en la actualidad. Hijo de dos abogados antiapartheid, en su juventud fue activista de la causa y continúa comprometido con una creación artística que refleja el desafío que supone la vida en Sudáfrica durante el apartheid y después de él.

Como creador, Kentridge está interesado en "la existencia humana en toda su dimensión práctica y ética, incluyendo el arte como una manera de vivir con sensibilidad política". Su trabajo, "personal a la vez que universal, está impregnado de cuestiones filosóficas fundamentales de nuestro tiempo".

Kentridge es internacionalmente conocido por sus característicos cortometrajes de animación que se sitúan en la intersección de diferentes lenguajes estéticos, como el dibujo, el cine, la coreografía, la animación artesanal o la escenografía.

El predominio del blanco y negro conecta la textura tradicional de la película cinematográfica con los medios plásticos del carboncillo, el grafito, la tinta y sus correspondientes artilugios correctivos (el trapo, la goma de borrar, el agua) con el objetivo de explorar el binomio emocional entre el gesto gráfico y su borradura. En su extensa y variada producción, el creador sudafricano "refleja la importancia que otorga al proceso creativo".

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