MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
El historiador Etxahun Galparsoro ha publicado 'Bilbao en Mauthausen' (Crítica), las memorias de su tío Marcelino Bilbao en el campo de concentración alemán que albergó a la mayoría de los presos republicanos españoles y en el que fueron "exterminados por agotamiento y cansancio".
"Todo el mundo sabe que hubo republicanos españoles en los campos de concentración en Alemania y se identifica a Mauthausen con ello, pero se desconocen cosas básicas. Por ejemplo, que los republicanos españoles no fueron gaseados: se asocia el Holocausto judío a los campos nazis, pero eso ocurrió a partir del año 1942, con las cámaras de gas", ha explicado en una entrevista con Europa Press el historiador vasco.
Así, Galparsoro ha recordado que los españoles fueron exterminados "con un proceso diferente", el del agotamiento físico a través de un trabajo "improductivo". A lo largo de largas jornadas, los presos trabajaban en una cantera en condiciones penosas, a lo que se sumaba las agresiones físicas brutales por parte de los vigilantes alemanes.
"La idea era desgastar al prisionero a una velocidad vertiginosa y que pasaran de estar normal cuando llegaban al campo a fallecer en cuatro meses por el agotamiento. Ése era el proceso y no el de la cámara de gas, ha sido mal contado", ha lamentado el autor, quien trata de retratar fielmente en su libro estos duros episodios que vivió Bilbao en primera persona.
Marcelino Bilbao fue un combatiente del bando republicano en la Guerra Civil española que, al terminar en 1939, atraviesa la frontera francesa para seguir combatiendo. Al caer prisionero de los nazis, fue deportado en 1940 a Mauthausen, donde pasó varios años e incluso conoció otros campos de concentración.
Galparsoro, quien durante varios años escuchó las historias de su tío hasta que se decidió a coger la grabadora y pasarlas al papel, ha calificado de "milagro" la supervivencia de su tío durante todo este tiempo, en especial por la crueldad y el objetivo que manejaban las autoridades nazis.
"La gran diferencia es que en los campos alemanes todo aquel preso que entra debe morir, no hay margen para la esperanza. No importa la conducta de cada cual, el preso tiene que morir y más pronto que tarde: prolongar su muerte inevitable puede ocurrir un día, pero al día siguiente es probable que te hayan liquidado", ha apuntado el historiador.
SEIS MESES, LA ESPERANZA DE VIDA
De esta manera, la esperanza de vida de los españoles que llegaba al campo no pasaba de cuatro a seis meses --luego cambió algo, alargándose ligeramente el periodo-- "En los campos de concentración franquistas, por ejemplo, se fusilaba a mucha gente, pero no todos estaban destinados a morir y podían tener la esperanza de que algún día serían liberados", ha señalado.
Por el contrario, la falta de esperanza vital en Alemania llevaba a los presos a "romperse psicológicamente", algo que también le pasó a Bilbao. "Este trauma no se puede llegar a superar de ninguna manera y él mismo nos lo decía: 'quien no lo ha visto no lo llega a comprender del todo'", ha destacado.
Si, nada más a llegar a Mauthausen, Bilbao fue golpeado brutalmente por un guardia por haberse saltado el orden de una fila --con heridas que casi le cuestan la vida--, no menos impactantes son algunos de los hechos que narra en el libro y que tuvo que contemplar, como el suicidio colectivo de una decena de presos judíos antes que ser apaleados y destrozados a bocados por los perros de los guardias.
"VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO"
Galparsoro cree que estos presos deberían ser considerados víctimas del franquismo, pues a su entender las autoridades alemanas tuvieron connivencia con las españolas. "Acabaron allí porque Franco y los franquistas así lo quisieron, existen documentos y testimonios que apuntan en esa dirección, aunque no haya un papel con una orden definitiva", ha explicado.
En cualquier caso, el autor ha alertado de los riesgos de olvidar este pasado no tan lejano. "Parece que estamos hablando de una cosa zanjada en 1945 y eso está muy lejos de la realidad. Yo hoy veo las atrocidades que se han cometido en Siria y me da realmente miedo. Deberíamos ser más conscientes de lo que se hizo hace 75 años", ha concluido.