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Lo ha vuelto a hacer. El bitcoin ha cumplido con todas las predicciones que habían vaticinado un nuevo máximo histórico para la creación de Satoshi Nakamoto y lo ha alcanzado días antes de que se cumplieran tres años de aquel 17 de diciembre de 2017, cuando tocó 19.900 dólares en CoinMarketCap, pero llegó a valer 21.000 dólares el algunas plataformas de Corea del Sur. El 1 de diciembre de 2020 ha rebasado este hito, certificando lo que ya habían adelantado muchos observadores: que los gráficos eran clavados a los de hace un trienio. Pero más allá de la acción del precio, numerosos expertos y analistas subrayan que entre los motivos que han apoyado ambos rallys separados en el tiempo son sustancialmente diferentes. Defienden que esta vez no hay ni burbuja ni mera especulación.

Los inversores del mercado de las criptodivisas, especialmente aquellos que llevan años aguantando serias correcciones y suelos del precio como los 3.000 de 2018 o los 4.000 dólares de marzo de este año, “se ríen con ganas de los escépticos que vuelven a cargar contra el último rally comparándolo con la fiebre de los tulipanes holandeses, igual que hicieron tres años atrás”, comenta Edward Moya, analista de Oanda. Aseguran que esta vez es diferente y “la carrera se ha fundamentado en inversores institucionales alcistas a largo plazo”, explica y agrega que “los argumentos fundamentales son numerosos y parecen a prueba de balas”. “El apoyo monetario y fiscal seguirá siendo elevado a corto plazo y eso está creando una diversificación del comercio no sólo contra el dólar sino también contra el oro”.

Su adopción por el gigante de pagos PayPal -que siguió los pasos de su rival Square-, así como su papel en las carteras de inversión como refugio puede ofrecer diversificación más allá de otros activos como acciones y bonos. “Eso ha provocado un gran aumento en su valor”, apunta Adam Vettese, analista de eToro. Por lo pronto, su retorno este año es ahora superior al 170%, a pesar de haber tenido un descenso ligero en las últimas horas. Además, los expertos continúan creyendo que puede subir aún más.

Este panorama contrasta con el de 2017 cuando el bitcoin fue impulsado en gran medida por los inversores asiáticos que acababan de aterrizar en el mercado de las criptodivisas. En aquel entonces, la más operada de las monedas de cifrado pronto perdió impulso por el desconocimiento del activo y las escasas aplicaciones en la vida real de la divisa criptográfica, donde no ha acabado de funcionar nunca como método de pago -uno de los principales reproches que le hacen sus detractores. El mismo público que había alimentado el FOMO (fear of missing out) empezó a cuestionarse qué atractivo tenía el bitcoin, aparte de permitir la fácil especulación y los pagos de todo tipo de prácticas ilegales. Y empezó la espantada de operadores poco experimentados que huyeron ante el miedo de perder los ahorros que habían invertido.

La sangría que sucedió al pantagruélico subidón también tenía mucho de profecía autocumplida. Tanto se dijo que se trataba de una burbuja peor que la de los tulipanes o la de las puntocom, que acabó por estallar. En cambio, “tres años después, la industria de criptoactivos ha madurado y está experimentando una tracción real con inversores de mayor tamaño”, explica Vettesse. “Están utilizando la criptodivisa como cobertura para combatir la perspectiva de una mayor inflación y un estímulo gubernamental continuo”, argumenta.

Todo esto apunta a que el rally actual se ve alimentado por una fiebre menos especulativa. Los compradores están tratando al bitcoin como un activo alternativo, poniendo en juego el papel de refugio que se le ha atribuido en el pasado, el de oro digital, según un análisis de la empresa de datos Chainalysis. En lugar de comerciar rápidamente con él, más inversores están usando la creación de Nakamoto como un lugar para aparcar parte de sus carteras de inversión fuera de la influencia de los gobiernos y del sistema financiero tradicional, elabora Chainalysis. Las compras ahora se efectúan “en cantidades más estables durante períodos de tiempo sostenidos, en un movimiento de trasvase de fondos de las bolsas que se mantienen como una inversión”, explica esta entidad.

ICOS VS. CBDC

Otro punto clave es que el auge del bitcoin ha estado acompañado por un mercado alcista en todas las criptodivisas, cuya capitalización total ha tocado un hito cerca de 600.000 millones de dólares, al igual que en 2017. Mientras que gran parte del fervor de hace tres años se centraba en nuevas monedas procedentes de las llamadas ofertas iniciales de monedas (ICO por sus siglas en inglés), que muchas resultaron ser una estafa, el interés actual se ha desplazado a las monedas que intentan participar en lo que se conoce como finanzas descentralizadas, o DeFi. Estos sistemas tienen por objeto hacer posible la obtención de préstamos y seguros o el cobro de intereses sin la participación de ninguna institución financiera.

Los bancos centrales de países como el BCE, la Fed, Singapur, Suecia y las Bahamas también están estudiando la posibilidad de crear monedas digitales nacionales -CBDC, del inglés Central Bank Digital Currency-, inspiradas en el bitcoin. Mientras un 70% de instituciones se hallan en un proceso de análisis sobre estas divisas, según el Banco de Pagos Internacionales, el Banco Popular de China ya ha implementado un programa piloto con el e-yuan y tiene el objetivo de reemplazar más del 12% del efectivo en circulación en 2022.

Las monedas digitales nacionales podrían acabar por reemplazar el actual mercado, pero queda mucho por llegar a ese punto. Es más, ni siquiera se sabe el destino del precio del bitcoin que muchos ubican en 50.000 o 100.000 dólares. Es más, históricamente hablando y durante la subida de 2017 fueron muchas las correcciones contra tendencia después de importantes tramos alcistas. Correcciones que se acercaban al 40% en muchos casos para poco después marcar nuevos máximos históricos.

“Así es como se mueve el bitcoin cuando dice de hacerlo”, señala José María Rodríguez, analista de Bolsamanía. “Y no hablamos si finalmente, como parece, es capaz de superar los máximos históricos. ¿Hasta dónde puede subir? Nadie lo sabe. ¿Los 100.000 dólares?... En realidad todo es posible en este subyacente”, comenta. Lo que sí que es cierto es que meses después de cada 'halving' el bitcoin suele experimentar subidas estratosféricas y todo apunta a ello de nuevo.

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