Sesión de elevada volatilidad para el mercado de las criptomonedas, que ha renovado sus votos con Wall Street y se ha dejado llevar por las caídas de la Bolsa de Nueva York tras la publicación de los datos del IPC de la primera potencia mundial. La inflación de EEUU ha escalado al 7,5% en enero, la mayor subida desde 1982, y el parqué estadounidense ha sufrido ante la expectativa de que la Reserva Federal de EEUU acelere su endurecimiento monetario. El bitcoin, que sigue actuando como un activo de riesgo, llegó a ceder un 6% en la sesión del 10 de febrero, pero también dejó una nota positiva: un máximo por encima de la resistencia de 45.500 dólares. El cierre, sin embargo, se quedó en 43.500 dólares, el peor desde la sesión del 6 de febrero. Este viernes batalla con el área de los 43.000 dólares.
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"Algunos analistas creían que la inflación ya había tocado techo, pero los datos intermensuales de este jueves, con un aumento del 0,6% frente al 0,4% de consenso, sugieren que aún queda mucho por hacer antes de que la inflación empiece a remitir", comenta Victoria Scholar, responsable de inversiones de Interactive Investor. Esta analista anticipa que la Reserva Federal (Fed) puede subir hasta en seis ocasiones este año. "Dada la rigidez del mercado laboral y la solidez de la economía subyacente, la Fed ya va por detrás de la inflación", sentencia.
En cuando al bitcoin, “sigue viendo una fuerte resistencia en torno a los 45.500 dólares”, subraya Craig Erlam, analista de Oanda, zona de control de gran importancia antes de los 48.000 dólares que destaca el experto técnico de Bolsamanía, José María Rodríguez. Los chartistas defienden que esta es la razón principal para los retrocesos de la sesión del jueves y que la inflación de EEUU no fue más que un mero catalizador de lo que ya se anticipaba en la acción del precio. “Lo que es alentador es que no estamos viendo ningún retroceso real desde estos niveles, lo que sugiere que hay mucho entusiasmo”, incide Erlam.
“Parece que hay una creencia creciente de que lo peor ha pasado y todos hemos visto antes lo que las criptomonedas pueden hacer una vez que tienen algo de impulso detrás de ellas. Una ruptura de los 45.500 dólares sería muy alcista, y los 52.500 dólares podrían ser la siguiente prueba”, comenta el experto de Oanda.
Otras señales positivas para la reina de las criptodivisas son que a pesar del retroceso del jueves, el índice de miedo y codicia del bitcoin se mantuvo estable en 50/100 durante la noche. Después de haber retrocedido desde 54/100 el jueves, fue clave evitar una caída más aguda.
A corto plazo, sin embargo, la tendencia será clave. El índice tendrá que volver a superar los 54/100 del miércoles y llegar a los 55/100 para apoyar la carrera de la moneda digital hacia los 50.000 dólares.
Los expertos avisan, sin embargo, de que el mercado continuará digiriendo la cifra de inflación estadounidense y descontará con mayor convicción lo que hará la Reserva Federal (Fed) a continuación, por lo que la elevada volatilidad puede volver a arreciar en este final de semana para los mercados tradicionales. Para el bitcoin esto puede traducirse en un fin de semana de alta tensión. Los soportes para el bitcoin se hallan en 42.500 y 41.500 en cifras redondas.
En el resto del mercado, la acción del precio del ethereum es algo más preocupante, ya que tanto el mínimo como el cierre del 10 de febrero se han ubicado por debajo de los 3.100 dólares. El máximo del jueves, sin embargo, quedó por encima de 3.200 dólares, lo que mantiene su aspecto técnico de las últimas jornadas más o menos intacto.
La segunda criptomoneda más operada del mercado apunta ahora a las resistencias de los 3.400 dólares y los 3.600, según el análisis técnico, después de recuperarse casi un 30% desde los mínimos de enero.
En otros tokens, el ripple cae más de un 6%, igual que la solana, el terra, la polkadot o el shiba inu. La capitalización total se ubica justo por debajo de los 2 billones de dólares.