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Los últimos comentarios vertidos por el Banco Central Europeo (BCE) en la publicación del blog de banco central 'Aprobación ETF para bitcoin: el traje nuevo del emperador desnudo', en la línea de 'Bitcoin's Last stand' publicado por dos funcionarios del ECB en noviembre del 2022, vuelven a poner en duda el valor del bitcoin. Solemos comentar entre los colegas de Compliance del sector, en tono de broma que, si como en él se aduce, el bitcoin sirve para blanquear, se estaría contradiciendo pues ya tendría un valor en sí mismo. Eso, sin mencionar su inconfiscabilidad.

Hablando en serio, se está demostrando, con informes anuales especializados del sector que sólo el 0,5%-1% del volumen total transaccionado en bitcoin es utilizado para este fin. El mismo Banco de España lo estima en un 4%.

Cabe preguntarse hasta qué punto estos comentarios no son oportunistas (esta última realizada en máximos del mercado y la anterior en mínimos) y si entre las atribuciones de esta institución está el emitir este tipo de declaraciones en general. Y, más en particular, cuando por volumen de mercado (2 billones de dólares en el momento de escribir estas líneas) el bitcoin no supone una amenaza para la estabilidad monetaria de la eurozona, como sí pudo ser el caso de una stablecoin como la moneda de Meta, libra.

Los términos burbuja o Ponzi no se ciñen en absoluto a las características del bitcoin, una vez se conoce en profundidad su tecnología subyacente (es un protocolo de consenso descentralizado que no promueve su compra, ni varía su emisión, ni ofrece rentabilidades) aunque en este último informe donde se pone el foco es en dudar de su valoración económica "al no generar flujos de caja o dividendos, su incapacidad improductiva y su nulo beneficio social".

No se comenta nada de su rol de cobertura contra la inflación (la cuál se negaba por la misma institución hace 2 años) o se ha preguntado a las empresas Microstrategy o a BlackRock, por poner dos ejemplos, si tienen dudas de la generación de valor que les ha supuesto el bitcoin a ambos.

Sobre el beneficio social, tampoco han sondeado lo que opinan una gran cantidad de países en Sudamérica, con El Salvador a la cabeza, si el bitcoin les ha proporcionado más posibilidades a sus respectivas comunidades, que el haber confiado en sus propias divisas nacionales.

No hay que olvidar que las ganancias en criptomonedas tributan, repercutiendo parte de las ganancias obtenidas en la sociedad con el valor generado vía impuestos.

Poniéndonos más técnicos en términos de valoración, el método de flujos de caja quizás no sea el más adecuado. Hay muchos activos que no tienen flujos de caja, y se valoran, como las startups o commodities, donde existen métodos alternativos de valoración como el Metcalfe sobre redes, Bursniske para valorar startups o el de equiparación con el valor del oro (su homólogo no digital).

En todos ellos se atribuye una valoración mucho más acorde con un valor digital que el mencionado por el BCE, lo que acerca su valor fundamental a los precios de mercado eliminando el concepto de burbuja. Se tiene en cuenta la tecnología, el número de transacciones, la volatilidad y las expectativas de beneficios de los casos de uso (un software donde crear apps de NFT's, un libro de registro o reserva de valor entre otros).

RAZONES DE PESO DEL BCE

Si bien, es innegable que se puede discutir su rol hasta la fecha como medio de pago descentralizado que citaba Satoshi en su mítico white paper, su consumo de energía o su manipulación en los mercados.

Lo primero puede tener que ver con que la mayoría de los países no consideran al bitcoin como moneda de curso legal y se limita su uso en este aspecto, aunque la mejora en redes de segunda capa como Lightning expandirá su uso en este ámbito.

Lo segundo, se estima que el consumo de energía del bitcoin representa solo el 0,54% del consumo energético a nivel mundial, proviniendo en un 60% de de fuentes energéticas como la eólica, solar, hidroeléctrica o geotérmica.

Dicho todo lo anterior. Sí, coincidido plenamente con el regulador europeo en su preocupación por proteger a la sociedad del lavado de dinero, los delitos cibernéticos, la manipulación de mercado y proteger a las personas con menor educación financiera, no sólo con el bitcoin sino con aquellos otros activos que el consumidor final pueda invertir en su entidad regulada de confianza.

**Enrique Palacios Rojo es director de cumplimiento normativo y FinCrime en Onyze y miembro del Comité de expertos sobre travel rule y prevención de blanqueo de criptoactivos en la Autoridad Bancaria Europea (EBA)

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