- Los alimentos amargos están más próximos a una conducta psicópata
La influencia de la alimentación en aspectos de nuestra personalidad ha quedado evidenciada por un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Innsbruck, en Austria, que demostraron que las preferencias por unos determinados sabores en detrimento de otros puede desarrollar algunas conductas psicológicas en cada individuo.
El estudio reflejaba que las personas más simpáticas mostraban un mayor rechazo por los sabores amargos
Para entender cómo los gustos pueden estar relacionados con aspectos de nuestra personalidad, los autores del estudio siguieron los hábitos alimenticios de un total de 1.000 personas. En primer lugar, según cuenta CNN Expansión, se evaluó primero a un grupo de 500 personas y se les pidió que calificaran de 1 a 6 cada alimentos dulce, salado, amargo o ácido que se les mostró.
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Posteriormente, se estudió la personalidad de cada uno de ellos a través de una serie de afirmaciones en las que tenían que mostrar su conformidad o rechazo, las cuales están diseñadas especialmente para determinar casos de psicopatía o narcisismo, entre otros rasgos. Además, completaron dos pruebas psicológicas más y después conectaron las preferencias.
LOS SABORES AMARGOS Y LA PSICOPATÍA
Tras este grupo, los investigadores repitieron el proceso con otro grupo similar, lo que permitió a los investigadores obtener la conclusión de que "los gustos generalizados por los sabores amargos surgieron como un factor que predice el maquiavelismo, narcisismo y psicopatía", según publicó la revista Appetite y recoge CNN Expansión.
Como explicación a esta relación con el sabor amargo, los investigadores sugirieron que estas personas pueden percibirlos como una experiencia extrema, ya que en la naturaleza las plantas con estos sabores son las más venenosas, por lo que el cuerpo tiene a rechazarlos al considerarlos una amenaza.
En cambio, el estudio reflejaba por otra parte que las personas más simpáticas, tomando en cuenta una serie de criterios psicológicos, mostraban un mayor rechazo por los sabores amargos.
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