• Se desaconseja el uso de cremas bronceadoras y lámparas de rayos UVA
  • No hay que exponer al sol a los menores de tres años
  • Los colores oscuros protegen del sol menos que los claros
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Llega el verano y con él las vacaciones, la playa, la piscina, el sol....Estamos ante una época del año maravillosa, sí, pero también peligrosa porque, aunque los rayos solares aportan importantes beneficios a la salud, cuando no se protege la piel de forma adecuada se corre el riesgo de sufrir una enfermedad cutánea.

Con la llegada del verano y el aumento de las temperaturas, se incrementa la afluencia de personas que se exponen al sol. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las cifras de este tumor se han triplicado en España en los últimos cuatro años. Además, los expertos han avisado de que se está produciendo un incremento "alarmante" de los casos de melanoma en jóvenes de 25 a 29 años como consecuencia, especialmente, del abuso del sol en su infancia.

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La radiación UV del sol produce cambios en el ADN de los melanocitos y si los daños son graves, se produce un crecimiento incontrolado de las células, dando lugar al tumor

"Esta patología se origina en los melanocitos, que son las células encargadas de generar melanina, dando color a la piel. La radiación UV del sol produce cambios en el ADN de los melanocitos, que pese a que tienen capacidad de repararlos, si los daños son muchos y graves, se produce un crecimiento incontrolado de las células, dando lugar al tumor", ha explicado la asesora médica de Laboratorios Cinfa, Aurora Garre, recoge Europa Press.

PAUTAS PARA LA PREVENCIÓN

Como más vale prevenir que curar, esta experta ha aportado diez consejos para evitar la aparición de este tumor.

1. Evita la exposición solar en las horas centrales del día

Los rayos solares son más fuertes y perjudiciales entre las doce de la mañana y las cuatro de la tarde. A cualquier hora, la sombra es tu mejor aliada: camina al cobijo de árboles y usa sombrillas y toldos, y aun así no dejes de aplicarte protección.

Dependiendo de tu fenotipo, debes aplicarte un fotoprotector con uno u otro factor de protección, pero este deberá ser como mínimo de 30

2. Utiliza fotoprotectores que te protejan frente a la radiación UVA, UVB e IR-A

Dependiendo de tu fenotipo, debes aplicarte un fotoprotector con uno u otro factor de protección, pero este deberá ser como mínimo de 30. Póntelo media hora antes de exponerte al sol y reaplica la loción cada dos horas y tras el baño. Puedes elegir además, bálsamos labiales y maquillaje que contengan filtros solares.

3. Consulta los índices ultravioleta e infrarrojos

Antes de la exposición al sol, infórmate de estos niveles a través de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Hacerlo te ayudará a planificar las actividades al aire libre y a evitar la exposición en aquellos días en que la radiación sea más perjudicial.

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4. Cuidado al aire libre

Recuerda que las radiaciones solares se reflejan en nieve (+80%), arena (+25%) y agua o hierba (+10%), lo que provoca que aumenten sus efectos al incidir directamente sobre la piel. La radiación también aumenta con la altura, como en entornos de montaña. En estos casos, se deben emplear fotoprotectores con factores incluso más altos.

5. Protege tu cuerpo con la ropa adecuada

Los colores oscuros generalmente protegen mejor del sol que los claros, y los tejidos tupidos son más aconsejables que los más holgados. Recuerda proteger también zonas del cuerpo que suelen quedar olvidadas como los empeines de los pies, las orejas o la parte posterior del cuello. Y cubre tu cabeza con un sobrero, gorra o pañuelo.

6. Ponte gafas de sol para evitar daños oculares

Deben tener una protección del cien por cien frente a los rayos UV, y el certificado de haber superado todos los controles de la Unión Europea. La mejor protección para los ojos y la piel que los rodea son las gafas grandes, de tipo envolvente.

7. Protege a los niños del sol

Antes de los tres años, no es recomendable que los más pequeños estén expuestos directamente al sol. Debemos aplicarles a menudo protección solar testada pediátricamente y protegerlos de la radiación con las prendas adecuadas (gorro, gafas, pantalón y camiseta). Además, trata de concienciar a tus hijos de los daños que puede llegar a provocar la excesiva exposición al sol, pues las quemaduras solares han de evitarse sobre todo en la infancia y la adolescencia.

8. Huye de las salas de bronceado

La mayoría de los dermatólogos y organizaciones de la salud desaconsejan el uso de camas bronceadoras o lámparas de sol, pues emiten rayos UVA. La OMS señala que su uso conlleva riesgo de cáncer de piel y que ningún menor debería utilizarlas.


Si observas lesiones pigmentadas sospechosas, debes concertar periódicamente una cita con tu dermatólogo para que inspeccione tu piel

9. Observa de cerca tu piel

Realiza una autoexploración de tu cuerpo cada uno o dos meses. Comienza en pie con los brazos en alto, de frente, de cada lado y de espalda. Continúa con los brazos, antebrazos y palmas de la mano; la parte posterior de las piernas, los espacios entre los dedos y las palmas de los pies. Después, con un espejo de mano, examina la parte posterior de tu cuello, la parte inferior de la espalda, las nalgas y los genitales.

10. Acude al dermatólogo periódicamente

Si observas lesiones pigmentadas sospechosas -nuevas o antiguas- en tus autoexploraciones, debes concertar periódicamente una cita con tu dermatólogo para que inspeccione tu piel. Estas revisiones son especialmente importantes si presentas algún factor de riesgo como antecedentes personales o familiares de melanoma o un alto número de lunares.

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