• Las grandes empresas y las instituciones lideran proyectos de inversión insuficientes
  • En una economía bancarizada como la española hay poca inversión privada
  • Las entidades financieras consideran que estas firmas son demasiado arriesgadas

Carlos aún no ha cumplido 30 años y es el Consejero Delegado (CEO) de una de las ya famosas Startups. Quadram nació con cinco empleados y hoy son 22. Jamás ha pedido dinero a un banco. Yolanda Pérez es la responsable de financiación a estas compañías de Banco Sabadell y reconoce que el riesgo es tan alto, que los bancos no lo puede asumir. Y Sergio Martínez, colega en Bankinter y con una función similar, habla de un país lejos del nivel de inversión de Estados Unidos. Este es el escenario al que se enfrentan en una economía cien por cien bancarizada estas compañías tecnológicas que están de moda y cuyo nombre se asocia a progreso, innovación y juventud.

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Los bancos en España han dedicado buena parte de este año a campañas publicitarias dirigidas a la financiación a las pequeñas y medianas empresas (pymes), pero los datos dicen que el saldo total de crédito no crece. Es decir, que el proceso de desendeudamiento que ha impuesto esta crisis todavía está en marcha y son más los préstamos que se amortizan que los que se dan. Alegan las entidades que no hay demanda solvente, que es una manera educada de decir que no se presentan proyectos empresariales lo suficientemente seguros como para garantizar que no entrarán en morosidad y que, primero, les afearán los balances, y segundo, les obligarán a enviar fondos a provisiones en lugar de contabilizarlos como beneficios.

El crédito nuevo no crece porque son más los préstamos que se amortizan que los que se dan

En este contexto intenta crecer un negocio al que se le atribuyen loables características como juventud, progreso, internacionalización o innovación, pero que resulta demasiado arriesgado para los bancos: las famosas Startups. En España hay registradas, según el mapa StartupConnect! que elabora TodoStartups.com, unas 1.600 empresas de este tipo, un mercado creativo muy prolífico que tiene que recurrir a inversores privados para poder desarrollarse, los llamados “bussiness angels”, que invierten en estas compañías a cambio de entrar en el capital de las empresas.

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“Con cada entrada de inversión privada el emprendedor pierde un trocito de su pastel”, advierte Yolanda Pérez, responsable de financiación a Startups de Banco Sabadell, una entidad que reconoce que “en España hay bastante inversión para empresas en fases iniciales y después es más complicado dar el salto, porque no es fácil recibir una siguiente ronda de inversión”.

No es fácil recibir una segunda ronda de inversión

En la entidad catalana lo saben porque tienen contacto con estos emprendedores después de especializar 61 de sus oficinas en España para convertirlas en sucursales BStartup, y hasta el mes de octubre han concedido 28,44 millones de euros a 469 Startups. Banco Popular, por ejemplo, ha invertido en lo que va de 2014 unos 10,7 millones de euros en más de 350 proyectos de este tipo.

Sergio Martínez, director de la Fundación Innovación Bankinter, explica por su parte que en menos de un año ha invertido, en este caso, en capital, en nueve proyectos unos 100.000 euros en cada una. “En estas etapas iniciales, la mayoría de las empresas mueren”, reconoce, pero considera que “si con 15.000 euros das buenas métricas, tienen capacidad para hacer siguientes rondas”, aunque vuelve a asumir que “no estamos al nivel de inversión de Estados Unidos”.

LO SUFICIENTE PARA EMPEZAR, ¿Y LUEGO?

Iniciativas similares han desarrollado otras entidades como BBVA, que creó BBVA Ventures, una sociedad que opera desde la cuna de la tecnología, Estados Unidos, y que tiene previsto invertir 100 millones de dólares en Startups dirigidas a la industria financiera. “Nos movemos mucho en la búsqueda de emprendedores”, asegura Yolanda desde Sabadell, cambiando el sentido de la dirección por la que transcurren los negocios tradicionales, en los que es el empresario el que va al banco a pedir un crédito. Una iniciativa la de salir a buscar emprendedores que también comparte la Fundación Innovación Bankinter.

Lee aquí: ¿Cuánto y cómo invierten los bancos en Startups?

El problema, según Carlos, es que los bancos “te dan lo que hace falta para empezar pero, ¿y luego?” La media que presta una entidad financiera a una Startup ronda los 60.000 euros, pero también son muy comunes los préstamos de apenas 15.000 euros. Hasta que la tecnología que desarrolla la Startup empieza a dar sus frutos y a ser rentable se necesita más, así que el mensaje de el joven CEO de Quadram para los bancos, las grandes empresas y las instituciones públicas que se jactan de invertir en compañías jóvenes de I+D es que “se limitan a hacer un lavado de cara para mostrar su compromiso con el movimiento emprendedor y la innovación”.

Instituciones y grandes empresas se limitan a hacer un lavado de cara

Concreta sobre las grandes compañías que enarbolan la bandera de la inversión en Startups que en sus condiciones de préstamos “prácticamente les das la vida. La idea te sigue perteneciendo, pero luego no puedes casi negarte a la financiación cuando te apuntas a sus concursos, porque solo con registrarte estás aceptando condiciones como que por 15.000 euros se quedan con un 30% de tu empresa. Es desproporcionado”. Actúan así como esos “bussiness angels” que se quedan con parte de un pastel, cuyo potencial, denuncia Carlos, “suele estar valorado por sus propias aceleradoras o por gente que no es profesional”.

EL DURO GOLPE DE GOWEX, EL ESTIGMA DE FALLAR Y LA FÁCIL DEMONIZACIÓN

En España, una economía bancarizada al cien por cien, las opciones para hacer despegar una Startup son, por tanto, limitadas: “En Estados Unidos a ningún emprendedor se le ocurriría ir a un banco”, reconocen en Banco Sabadell. En aras a posibilitar una alternativa para a la estrangulada financiación bancaria se creó en España el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), destinado a todo tipo de pymes. Escándalos y fraudes, como el de precisamente la tecnológica Gowex, han minado la confianza de los inversores.

Antonio Romero-Haupold, uno de los más aférrimos defensores de este mercado y a la vez muy crítico con la estafa de Gowex, critica que “en España es muy fácil demonizar” y defiende que, aunque las Startups son por naturaleza anárquicas, porque “empresas con tanto crecimiento van de la mano de la anarquía, con el tiempo se empiezan a gestionar”. Coincide con él Yolanda Pérez: “Son empresas con todo por hacer, que tienen muchos frentes que atacar y el financiero no es en el que más se centran. Se culpa a los bancos de todo, pero también hay cierta falta de cultura financiera por parte de la sociedad”. Sergio Martínez-Cava también reconoce las carencias financieras: “La mayoría mueren porque no cumplen el plan de negocio según lo presentado porque no les llega la caja”.

LAS SIEMPRE TEMIBLES BURBUJAS

Dicen que una burbuja lo es porque no se la ve venir, así que la tan manida burbuja de la tecnología e Internet no debería serlo. Siempre se recurre a ella, rememorando el estallido de las “puntocom”, para explicar un estreno bursátil de récord, como Alibaba, o una sesión de fuertes alzas en empresas tipo Apple o Twitter, o un subida importante en el tecnológico índice Nasdaq. Este temor es otro de los que dificultan la rentabilidad de las Startups en España, una posible burbuja que se teme que estalle como sí lo hizo la inmobiliaria y que impactó de muerte en los bancos, que no vieron en el ladrillo tanto riesgo como ven en la tecnología.

Los bancos consideran que la relación riesgo/rentabilidad es muy peligrosa en estas compañías que empiezan. “Es un cambio cultural importante en el banco y por eso hemos creado un circuito de riesgos específico. Al director de una oficina común podría darle miedo”, explica Yolanda Pérez en Banco Sabadell, y Sergio Martínez-Cava, desde la Fundación Innovación Bankinter, recuerda que estos proyectos pasan por el departamento de riesgos.

Para Carlos nunca habrá burbuja en este negocio, porque “las Startups son ideas, es desarrollo, nunca exceso”, y en Bankinter coinciden con su filosofía: “Si no fallas en la innovación es que no estás innovando”. Carlos, desde Quadram, concluye: “Si has fracasado una, dos, o tres veces, no significa que no vayas a tener una cuarta buena idea”.

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