El banquero italiano Andrea Orcel ha renunciado a las declaraciones del presidente de UBS y del director global de compensaciones de la entidad, a los que había citado como testigos en el juicio contra Banco Santander por su fichaje fallido.
Este miércoles se va a celebrar la vista oral por la demanda de Orcel contra el Santander, entidad a la que ha reclamado 112 millones de euros por haber dado marcha atrás en su nombramiento como consejero delegado del banco en enero de 2019.
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Santander y los frentes abiertos de Ana Botín: Orcel, Getnet, España, LeasePlan ...Inicialmente, estaba previsto que el juicio se celebrase el 10 de marzo, pero la cita se ha aplazado al 7 de abril debido a que el juez tuvo un contacto estrecho por coronavirus. Después, ha vuelto a aplazarse "por motivos de agenda de los letrados".
Orcel ha citado como testigos al exdirector de Recursos Humanos del Santander, Roberto di Bernardini; al director global de Compensaciones de UBS, Mark Shelton, y al presidente de UBS, Axel Weber.
Fuentes jurídicas consultadas por Europa Press han informado de que Weber y Shelton no van a declarar, pues han presentado informes médicos para no desplazarse a Madrid por la pandemia y sus alegaciones han sido aceptadas.
Debido a que el juicio se ha aplazado ya en dos ocasiones y para evitar nuevos retrasos, el abogado de Orcel ha decidido renunciar a la testifical de ambos directivos de UBS, como ha avanzado 'El Confidencial'. Así, finalmente el miércoles, 19 de mayo, Ana Botín y Andrea Orcel, se van a ver las caras ante el juez.
La presidenta del Santander se va a personar en el juicio como representante de Banco Santander, mientras que el secretario general y el consejo de la entidad, Jaime Pérez Renovales, va a acudir en calidad de testigo del banco, mientras que Orcel ha citado a Bernardini.
Orcel había formalizado su ofensiva legal contra el Santander en julio de 2019 por cancelar su nombramiento como 'número 2' de la entidad. En su escrito, le ha reclamado el cumplimiento del contrato o una indemnización por daños y perjuicios de casi 112 millones de euros, incluyendo el sueldo que ha dejado de cobrar entonces en UBS y el que podría haber percibido en el banco español.
Por su lado, el Santander ha recurrido a que el contrato nunca se ha formalizado, al no darse las condiciones a las que estaba supeditado, y que solo se ha tratado de una carta con las condiciones de la oferta.