La integración de Caixa Geral en Abanca está a punto de ser una realidad. A diez días de que se produzca la integración tecnológica de ambas entidades, el grupo ha comenzado los contactos informales con la representación de los trabajadores, a la que ha manifestado que el excedente estimado por las duplicidades de las redes de ambas entidades se sitúa en unas 56 oficinas, lo que se traduce en unos 250 empleados, según ha podido saber Bolsamanía.
Han pasado ya cuatro meses desde que Abanca culminó la compra de Caixa Geral por 384 millones de euros. La operación llevó al grupo que preside Juan Carlos Escotet a disponer de una sucursal cada 52 kilómetros en Galicia, con lo que es obvia la existencia de duplicidades tanto de sucursales como de servicios centrales. La imagen es más que habitual en el sector bancario: las duplicidades llevan aparejados cierres, y los cierres, despidos.
En el caso de Abanca, todavía no han comenzado las negociaciones oficiales para lanzar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), pues por el momento solamente han existido contactos informales entre la empresa y los trabajadores para informar sobre los efectos sobre la plantilla de la integración de Caixa Geral en Abanca, como ocurre siempre en este tipo de procesos, dado que así lo marcan los convenios del sector.
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Escotet valora Abanca muy por encima del resto de bancos en el canje de Caixa GeralEn todo caso, Abanca ya ha puesto sobre la mesa su estimación de excedente, que consiste en unos 250 empleados, lo que equivale a un 5% de la plantilla conjunta resultado de la unión entre la entidad y Caixa Geral. Estos trabajadores corresponden a 56 oficinas que redundan por la unión de ambas redes, pero también a los servicios centrales, donde unos 94 puestos están duplicados.
La intención inicial de Abanca es, según las fuentes consultadas, evitar que tenga que lanzar un ERE y llegar a un acuerdo con los sindicatos en la fase inicial, sin esperar a llegar a la formal.
QUE PRIME LA VOLUNTARIEDAD
El banco, según ha comunicado durante estas conversaciones iniciales, quiere primar la voluntariedad de los trabajadores y pretende llegar a un acuerdo con los sindicatos para cubrir el excedente con bajas incentivadas y que no sea necesario recurrir a la movilidad geográfica de ningún empleado.
No sería necesario recurrir a un ERE para ajustar la plantilla si fuera posible llegar a un acuerdo con los sindicatos en esta fase inicial. En el caso de acuerdo, los trabajadores tendrían la oportunidad de negociar unos criterios de salida, mientras que en el ERE serían prácticamente impuestos por la empresa, aunque sujetos a negociación. "La voluntad es que si hay que hacer un ERE sea solo un trámite", explican las mismas fuentes.
Fuentes sindicales consultadas esperan que este sea el único ajuste de plantilla que llegue a plantearse, por lo que piden a la empresa que si el número de afectados va a ser mayor se les comunique ahora y no sean necesarias varias negociaciones. Ante este extremo, la respuesta de Abanca ha sido que no existe voluntad de que se produza una reestructuración mayor.