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El Obispo José Ignacio MunillaDIÓCESIS DE SAN SEBASTIÁN

SAN SEBASTIÁN, 20 (EUROPA PRESS)

El Obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha afirmado que el martirio "resulta especialmente luminoso en una sociedad como la nuestra, que parece estar condenada a una permanente lucha de carneros, sin un objetivo concreto" y ha defendido que "es totalmente antitético al fundamentalismo, capaz de matar por una ideología". En ese sentido, ha resaltado que nunca se puede "agredir o matar" en nombre de Cristo.

Munilla ha realizado estas afirmaciones en su homilía con motivo de la festividad de San Sebastián, donde ha insistido en el que el martirio, en referencia al patrono de la capital guipuzcoana, "se trata del mejor antídoto frente a dos tentaciones de nuestros días, que tienen su origen tanto en Oriente como en Occidente".

"El martirio es totalmente antitético al fundamentalismo, capaz de matar por una ideología, al tiempo que es igualmente contrario al relativismo, que no está dispuesto a mover un dedo para impedir que nuestras raíces cristianas sean aniquiladas".

De este modo, el prelado donostiarra ha asegurado que el martirio "no es un fenómeno que se circunscriba a los tiempos del Imperio Romano, como el caso de San Sebastián", ya que el pasado siglo XX "ha concentrado a más mártires que los primeros diecinueve siglos de la vida de la Iglesia" y ha recordado el "reciente martirio de los cristianos en Medio Oriente".

Asimismo, ha destacado la trayectoria de las religiosas conocidas como "las salesas". "En San Sebastián hemos tenido el privilegio de tenerlas entre nosotros desde 1920 hasta el presente año 2019, en el que se despedirán para congregarse en Santander. Han sido más de 70 mujeres a lo largo de un siglo. Quisiera que mis palabras, en este día de San Sebastián, fueran un reconocimiento a su entrega en la oración y el sacrificio por todos nosotros", ha destacado.

SALESAS

Munilla ha detallado el testimonio de siete mártires salesas, entre las cuales se encuentran tres guipuzcoanas: dos azpeitiarras y una tercera de Oiartzun. Su martirio tuvo lugar en los inicios de la Guerra Civil española, "cuando servían a Dios en el Monasterio de la Visitación, en la Calle Santa Engracia de Madrid". "El único motivo por el que les quitaron la vida fue el de ser religiosas", ha recordado, al tiempo que ha incidido en el caso de la religiosa María Cecilia Cendoya.

El Obispo de San Sebastián ha asegurado que "existe una verdad que está por encima de nuestras conveniencias y caprichos, a la cual debemos amar y servir fielmente, pero de la cual no debemos apropiarnos nunca, por la sencilla razón de que no somos sus dueños".

"Estamos llamados a vivir y a morir por ese ideal supremo, pero nunca a agredir o a matar en su nombre. Por esto los mártires dieron su vida por Cristo, sin responder al mal con el mal, sino venciendo al mal a fuerza de bien", ha expresado.

YFinalmente, ha asegurado que existe también el "martirio en medio de nuestra vida ordinaria, el martirio de la fidelidad cotidiana al Evangelio, el martirio de vivir con gozo y alegría los valores cristianos, sin perder la paz por la hostilidad del ambiente, el martirio de perdonar las injurias y devolver bien por mal".

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