• Las diferencias religiosas son sólo una parte del conflicto
  • La lucha por la influencia en la región se debe a varios factores
  • No hay que olvidar el papel de Estados Unidos en Irán durante el siglo XX
  • Ni el apoyo de Washington al régimen saudí desde hace décadas
Iran

Mucho se está hablando últimamente sobre la división en el mundo musulmán entre suníes y chiíes, ya que esta división sirve como explicación y también como 'excusa' de cualquier conflicto que se produce entre países musulmanes desde hace varios años.

Quienes explican la última crisis entre Irán y Arabia Saudí como una división entre chiíes y suníes, se olvidan mencionar que se trata de una crisis entre dos potencias regionales en Oriente Medio (las más importantes junto a Israel), con intereses políticos y económicos distintos.

Porque, en realidad, los musulmanes chiíes son una minoría dentro de esta religión, ya que tan sólo suponen entre un 10% y un 15% del total de musulmanes. Es cierto que son mayoritarios en Irán, Iraq y en algunas zonas de Líbano y es importante destacar que los iraníes no son árabes, sino persas.

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LA VIEJA DIVISIÓN ENTRE SUNÍES Y CHIÍES

La otra corriente (suníes) se decantó por Abu-Bakr, suegro de Mahoma, mercader de La Meca y miembro de la tribu de Quraish

Por su parte, los musulmanes suníes suponen entre el 85% y el 90% del total. Para comprender el origen de estas dos ramas del Islam, hay que remontarse al siglo VII. En el año 632 murió el profeta Mahoma y entre sus seguidores surgieron discrepancias sobre quién debía ser su sucesor.

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Los fieles chiíes, que optaron por el yerno y primo de Mahoma (Alí), quien, según sus seguidores, el propio Mahoma había designado como sucesor. Además, el hecho de que fuese pariente del profeta era un requisito indispensable para los chiíes.

La otra corriente (suníes) se decantó por Abu-Bakr, suegro de Mahoma, mercader de La Meca y miembro de la tribu de Quraish. Abu-Bakr se convirtió en el primer Califa y como tal aplacó revueltas, expandió su imperio (sobre todo en Irak) y realizó la primera compilación del Corán, pues hasta entonces se recitaba de forma oral. Abu-Bakr murió en el 634 y nombró como segundo califa a Umar ibn al-Jattab, quien fue ratificado por la comunidad.

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LA ALIANZA DE ARABIA SAUDÍ CON ESTADOS UNIDOS

No hay que olvidar que la revolución islámica en Irán se produjo después de que Estados Unidos provocara un golpe de Estado en 1953

Pero explicar el conflicto entre Irán y Arabia Saudí como una lucha entre chiíes y suníes sería reduccionista, cuando menos. No hay que olvidar que la revolución islámica en Irán se produjo después de que Estados Unidos provocara un golpe de Estado en 1953, tras la nacionalización del petróleo en 1951. Ese golpe de Estado fue el germen de la revolución islámica que culminó en 1979, y que provocó un fuerte sentimiento de animadversión hacia Estados Unidos.

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Por el contrario, Estados Unidos mantiene excelentes relaciones con Arabia Saudí desde 1940, aproximadamente. El hecho de que el Gobierno de Washington considere al país un aliado estratégico en Oriente Medio, pese a que sus gobernante fomentan el ala más radical del Islam suní (denominado wahabismo), es otra de las grandes razones para explicar la lucha de poder entre Irán y Arabia Saudí. Aunque el conflicto religioso existe, la historia demuestra que es tan sólo una parte de un conflicto geopolítico mayor, que de momento se mantiene al rojo vivo.

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