Hay finales que son por principios, pero un buen comienzo es el principio del fin. De menos a más siempre cotiza al alza; verano marchito. Los mercados financieros son la representación empírica de la naturaleza vital de todos los seres. El 'downside' es necesario: es posible morir por exceso de felicidad.
Hace cinco años que observo las fluctuaciones emocionales de inversores de todo el mundo plasmadas en un óleo digital -otros los llaman gráficos-, y a mis veintiséis todavía no he visto un Lehman. Cuando se me acercan para pedirme un consejo les doy dos: no escuches consejos (ten criterio y los mercados no siempre suben (pero tampoco bajan siempre), así que ataca el momento.
Creo en hacer las cosas con estética, hacerlas por dinero es vulgar aunque de invertir se trate. De las paredes del MET de Nueva York cuelgan Gauguins, no 'performances' de fondos (a pesar de manejar la misma rentabilidad). El único requisito para ganar dinero es tenerlo: eso es invertir. Esto no va de porcentajes en plazos fijos a diez años con la sucursal de la esquina. Hablamos de creatividad y agallas. El cuchillo siempre hay que cogerlo cuando está cayendo; los que esperan demasiado no conducen un Lambo.
Evocando las palabras del coloso Joan Margarit, "al amor no le perdonas nada, ni el final. Habrás perdido tu dignidad si pierdes la hospitalaria luz del mito. Y cuando tu valor se haya acabado y quede en su lugar solo la astucia, nunca volverás a encontrar la isla".
Si el éxito reside al otro lado del miedo, el dinero habita tras la cortina del riesgo: dentro de cien años, ¿a quién le importará que errases el tiro? 'Trial and error'. Cuando practicaba fútbol federativo -delantero, ¿qué si no?-, a menudo me recriminaban que fallaba demasiados goles. La última campaña anoté 56. El intento es la antesala del galardón. Compra lo que nadie quiere hoy, el cortoplacismo siempre muere en la orilla. Deseando que estalle otra crisis para comprarme un piso; si me llamas resiliente, me estás diciendo que no has leído a Taleb.
El dinero es la unidad con la que medimos el tiempo: no podrás comprar felicidad, pero tendrás toda una vida para encontrarla. No todo el mundo quiere ser rico, pero nadie desea la pobreza; es muy de valientes vivir con coherencia. "No" significa "ahora no", nadie conquistó el corazón de aquella chica sin insistir. Porque a veces lo hacemos todo bien y también sale mal.
Es el mercado, amigo.