El pasado mes de junio el Gobierno de los Estados Unidos ponía fin a la exención a los aranceles al aluminio y al acero procedentes de la UE, Canadá y México.
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A finales del mismo mes Donald Trump amenazaba con imponer un arancel del 20% a los coches importados desde la Unión Europea (UE) si los Veintiocho no retiraban los aranceles, por un importe de 2.800 millones de euros (para productos como el zumo de naranja, whisky, vaqueros y motos, entre otros), a una lista de 200 productos norteamericanos.
Este lunes Washington imponía aranceles adicionales por valor de 200.000 millones de dólares a una lista de productos chinos, tasas muy superiores a los gravámenes que entraron en vigor a principios de mes por valor de 34.000 millones de dólares. Lo que ha llevado a Pekín a denunciar formalmente a Estados Unidos ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). Este jueves (según Reuters), haciéndose eco de la información publicada por la revista alemana Wirtschaftswoche, la Comisión Europea decidía no quedarse de brazos cruzados ante los ataques del gobierno estadounidense a los productos europeos. Por ello, tras haber impuesto aranceles a productos que tradicionalmente se fabrican en los estados que votan a Donald Trump, ahora Bruselas estaría pensando en imponer nuevos aranceles, en este caso al carbón y a productos farmacéuticos y químicos. Así, la Unión Europea impondría nuevos aranceles por un monto de 8.500 millones de euros si finalmente Trump cumple su amenaza e impone restricciones a los automóviles importados desde el Viejo Continente.
Y la última, este viernes se conocía que el presidente de Estados Unidos ha dicho que está preparado para aplicar aranceles a todos los productos chinos importados a Estados Unidos en caso de necesidad, está "listo" para imponer aranceles por 500.000 millones de dólares.
Simplemente, basta con observar la evolución entre el principal índice del mundo, el S&P 500, y uno de los más importantes de la economía de China (Shanghai Composite Index) para llegar a la rápida conclusión de que si hay una economía que se está viendo más afectada que otra por las tensiones comerciales y la guerra de los aranceles es sin lugar a dudas la asiática. En cualquier caso, la guerra comercial es un hecho y puede terminar poniendo en riesgo el crecimiento global.
S&P 500
Desde el 'latigazo' bajista que se iniciaba a finales de enero y tras hacer suelo en febrero en los 2.532 puntos hemos comentando en numerosas ocasiones que la estrategia a adoptar en el índice no podía ser otra que la de abrir largos, preferiblemente en correcciones, con una condición a cumplir en todo momento: la de que bajo ningún concepto se perforaran los mínimos anuales (en cierres). Y lo cierto es que en ningún momento el índice ha llegado a marcar nuevos mínimos. Es más, desde principios de abril le tenemos encajado dentro de un impecable canal alcista, construyendo como no puede ser de otra manera mínimos y máximos crecientes. Y así no se cae. Obsérvese también, cómo la MM200 diaria está actuando de soporte del mercado. El precio se ha apoyado en ella en varias ocasiones pero en ningún momento se ha perforado.
Correcciones puntuales aparte, lo cierto es que todo hace pensar que el índice busque de nuevo la resistencia que presenta en los máximos anuales (e históricos), en los 2.872, 87 puntos. Y por encima se colocaría, una vez más, en 'subida libre' absoluta.
SHANGHAI COMPOSITE INDEX
Desde finales de enero el índice chino presenta una impecable tendencia bajista. Este acumula una caída del 16% en el año. En el más corto plazo, y a pesar de que la fase correctiva continúa intacta, no se pueden descartar rebotes importantes contra tendencia. Técnicamente, en la base de un canal se producen los rebotes. Y más cuando tenemos lecturas de 'sobreventa' (semanales) extremas. Por lo tanto, cabe dejar la puerta abierta a un potencial rebote que le lleve a buscar la parte superior del canal bajista, ahora en las inmediaciones de los 3.000 puntos.
Con todo, no se puede descartar que el índice asiático reste la totalidad del ultimo gran impulso, volviendo a los mínimos de 2016, en los 2.640 puntos (importante soporte). En 2018 el Hang Seng Index, el principal índice bursátil chino de Hong Kong, acumula un retroceso del 6%.