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Para que el índice comience a hacer algo distinto le exigiremos que, como mínimo, nos construya un primer máximo creciente.
Acerca de si hemos visto el final de la fase correctiva en el Ibex cabe decir que a día de hoy no hay nada que lo indique. Semanas atrás comentamos aquello de que sólo por encima de los 9.671 puntos dejaríamos la puerta abierta a que el índice pudiera estar cambiando de tendencia. Ese nivel de precio no es más que el último máximo decreciente de ese momento: los máximos de agosto. Y lo que sucedió fue que el Ibex marcó un máximo en los 9.665 puntos y desde entonces no ha parado de gotear a la baja hasta los 9.216 puntos en los primeros minutos de este lunes.
En velas semanales, que es como mejor se ven las cosas, la perspectiva es mucho más nítida. Este gráfico es mucho más claro, más limpio, y lo que nos está diciendo es que en 2018 nuestro Ibex presenta siete máximos decrecientes consecutivos. Y como no puede ser de otra manera, así no se sube. Luego figura de vuelta no tenemos ni tampoco señal de agotamiento de las caídas. No todavía. De lo que podemos deducir que para que algo comience a cambiar en nuestro índice le vamos a exigir que salte y confirme (en velas semanales) por encima del último máximo decreciente. O dicho con otras palabras, que mientras no se superen los 9.670 puntos con fuerza y en velas semanales todo seguirá exactamente igual. Y por lo tanto la posibilidad de buscar los mínimos anuales, en los 9.111 puntos, es un escenario que no se puede descartar. Y por debajo, los 8.800 puntos.