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Para empezar a mirar a Telefónica con otros ojos no basta con superar la directriz bajista, además ha de superar la resistencia que presenta en el último máximo decreciente.
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Para poder hablar de una directriz bajista hemos de exigirle al precio, al menos, tres puntos de tangencia. Y en el caso que nos ocupa son bastante más de tres los puntos de toque en la recta resistencia que une los máximos decrecientes desde verano de 2015 hasta hoy. Además, esta es impecable y parece trazada con tiralíneas. De lo que se deduce fácilmente que, en la medida en que el precio no asome la cabeza por encima de la directriz y, sobre todo, salte por encima del último máximo decreciente (7,26) preferiblemente en velas semanales, no tendremos la más mínima señal de fortaleza. Y todo seguirá encajando a las mil maravillas dentro de un rebote (o fase de reacción) dentro de una fase correctiva de grado mayor. Por abajo, por el lado de los soportes, el más inmediato lo encontramos en la zona de los 6,70 euros.