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Desde los máximos de finales de julio Santander acumula una caída del 15%, lo que quiere decir que más pronto que tarde asistiremos a importantes rebotes.
La perforación del soporte de los títulos de Santander este martes ha sido clara, cerrando por debajo de los mínimos de diciembre y haciéndolo, además, en el mínimo de la sesión. Obsérvese también cómo las últimas caídas se están produciendo con un incremento del volumen de negociación y eso nunca es una señal que precisamente invite al optimismo. Ahora bien, como siempre nos gusta recordar los precios no caen sin su correspondiente fase de reacción o rebote contra tendencia. Y lo normal es que asistamos a un rebote de corto plazo, aunque solo sea para seguir corrigiendo más adelante. Como objetivo máximo para el rebote tenemos el antiguo soporte, ahora resistencia, de los aproximadamente 3,90 euros. El problema con el que nos encontramos es el de que, o rebotamos con fuerza al alza y nos alejamos de la zona de peligro (lo que a día de hoy no parece el escenario más probable) o ya no tenemos soportes relevantes hasta los mínimos del Brexit, en los 2,70 euros. Lo que no quiere decir que sí o sí nos tengamos que dirigir hasta ahí.