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El movimiento desde mediados de junio se corresponde con una fase de consolidación (fase de reacción) proporcional o de ajuste de las importantes alzas previas.
Todavía es pronto para lanzar las campanas al vuelo, por cuanto todavía no se ha superado resistencia alguna. Pero qué duda cabe que las sensaciones no pueden ser mejores. Hay que reconocer que se dan las condiciones para apostar por el inicio de un importante rebote sostenido en el tiempo. Por un lado, podemos ver cómo el precio está reaccionando con precisión máxima al alza desde la base de un triángulo simétrico (máximos decrecientes y mínimos crecientes). Y, además, con unos niveles de sobreventa diarios que arrojan lecturas extremas y donde el oscilador de momento estocástico se está cruzando al alza. Lo que le da margen para el rebote, con un primer objetivo de subida en la resistencia de los aprox. 11.600 dólares (parte superior del triángulo).
La superación, con holgura, de la parte alta a la que hemos hecho referencia sería una clara señal de fortaleza. Y por encima y de mayor relevancia tenemos la resistencia de los 12.500 dólares (máximos de agosto). Cerrar por encima de esta sería una clara e importante señal de fortaleza, antesala de un ataque a la resistencia que presenta en los máximos anuales (13.915 dólares) y por encima ya no habría nada realmente importante hasta los máximos históricos, en los 20.650 dólares.