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Para poder pensar que, quizá, estemos ante un potencial cambio de tendencia le exigiremos a la criptodivisa que salte por encima de la resistencia de los $8.490.
Ya sólo para empezar llama la atención cómo el último rebote en el bitcoin se produce desde la zona de soporte que presenta en el hueco alcista de la sesión del 2 de julio en los $5.885. Hueco que se ha rellenado pero no cerrado, lo que quiere decir que ha actuado como soporte y ahí ha salido el dinero a apoyar a la criptodivisa. Por otro lado, llama la atención lo impecable de los máximos decrecientes que está dibujando el precio desde los máximos históricos que alcanzó a finales de 2017 en los $20.650.
Por lo tanto, para poder decir que algo puede estar cambiando en el bitcoin le exigiremos que, como mínimo, nos construya un primer máximo creciente, algo que no ha hecho desde que dio comienzo la vigente tendencia bajista. Mínimos crecientes ya tenemos, pues los de agosto están por encima de los de junio. Vamos a ver si ahora es capaz de construir también un primer máximo creciente y para ello necesitamos que el precio salte por encima de los máximos de julio en los $8.490. Y mientras tanto no tendremos nada de nada.
