Según datos proporcionados por la Universidad John Hopkins, el nuevo coronavirus se ha cobrado más de 400.000 vidas en todo el mundo. Nadie sabe con certeza qué tan peligroso es el virus en realidad ni cuánto durará la pandemia.
Este comunicado de prensa trata sobre multimedia. Ver la noticia completa aquí: https://www.businesswire.com/news/home/20200611005829/es/Super Virus COVID-19 (Photo: Business Wire)
Para ofrecerles a los lectores un panorama más claro que indique cómo llegamos a este punto, CGTN representó a siete* de los países más golpeados por la pandemia en un Súper Virus interactivo. En todos estos países (China, Corea del Sur, EE. UU., Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido) se confirmaron los primeros casos en una etapa temprana de la pandemia. Cabe destacar que todos ellos cuentan con sistemas relativamente avanzados de atención médica que se han visto desbordados en la lucha contra el virus. Sin embargo, las distintas políticas adoptadas por cada uno arrojaron diferentes resultados.
Si bien es muy pronto para sacar conclusiones apresuradas, es preciso someter a escrutinio las medidas de las políticas tomadas en cada uno de estos países. En la presentación interactiva, se adopta un enfoque de comparación que permite visualizar cuándo y con qué rapidez se adoptaron estas medidas en el transcurso de la pandemia. CGTN se ocupó de compilar y analizar datos en el ámbito de los testeos (de fundamental importancia para una detección temprana), la implementación de medidas preventivas (como cierres de la economía y cancelación de reuniones públicas), el desarrollo de métodos clínicos y la panacea más preciada: una vacuna efectiva.
Las acciones implementadas por los países en cuanto a los testeos en los primeros días parecen haber marcado una diferencia significativa. Italia comenzó con los testeos masivos, pero luego se enfocó de manera exclusiva en los pacientes sintomáticos. Cuando la pandemia empeoró en Gran Bretaña, se orientaron los testeos y recursos médicos a los pacientes enfermos de gravedad.
Corea del Sur y los EE. UU. informaron sus primeros casos de coronavirus prácticamente al mismo tiempo. Sin embargo, la actitud asumida por sus gobiernos en relación con los testeos en medio de la pandemia fue radicalmente distinta.
Una semana después de que Corea del Sur informara su primer caso, el departamento de salud reunió a más de 20 empresas farmacéuticas para garantizar un método de testeo para el COVID-19 que se puso en marcha ocho días más tarde. Por otro lado, algunas semanas después del desembarco del coronavirus en EE. UU., se produjo una sensación de frustración debido a los faltantes en la distribución de tests de diagnóstico y kits de testeo fallados. Primero, hubo un clamor generalizado por dejar de lado la burocracia necesaria para aprobar los kits de testeo para el COVID-19 y, luego, se produjo una gran confusión respecto de a quiénes se les debería hacer el testeo.
En cuanto a las restricciones sobre los viajes, los seis países adoptaron una postura diferente respecto de los controles fronterizos. Las medidas variaron desde exámenes de salud en el aeropuerto y advertencias y restricciones de viajes, hasta la puesta en cuarentena de quienes regresaban de un viaje al exterior. Con una demora absoluta en cuanto a los controles fronterizos, China no implementó restricciones hasta fines de marzo, cuando ya habían explotado los casos a nivel global.
Dicha política trajo como consecuencia medidas extremas en ciertos países. El gobierno de Trump suspendió la inmigración a los EE. UU. por 60 días con el objetivo de proteger a los trabajadores locales, ya que la tasa de desempleo alcanzó un récord histórico en medio de la pandemia del coronavirus. Sin embargo, como consecuencia de esta política, muchas familias y negocios quedaron tambaleando en lugar de servir como impulso del empleo.
Los controles fronterizos en etapas tempranas también contribuyeron a que se generase otro problema: la mayoría de los países occidentales dejaron de lado la prevención y el control fronteras adentro.
Se implementaron restricciones respecto del desplazamiento de personas dentro de las fronteras nacionales con distintos grados de efectividad. Por ejemplo, la mayoría de los seis países adoptó la orden de quedarse en casa antes que el cierre económico, excepto China. En las primeras horas de la mañana del 23 de enero, más de 20 días después de haberse informado el primer conjunto de casos, Wuhan lanzó un cierre severo, con prohibición de ingreso y egreso de automóviles, trenes y aviones, que duró 76 días.
En Italia se adoptaron medidas similares en Lombardía y Véneto, la región norte del país, que, combinadas, representan el 30 % de la economía italiana. Allí, se ordenó que los residentes realicen una cuarentena obligatoria en sus hogares y el cierre de todos los negocios no esenciales. Mientras tanto, algunos de los otros países, como los EE. UU. y el Reino Unido, no impusieron cuarentenas obligatorias en las primeras etapas de la pandemia por distintos motivos.
El COVID-19 sorprendió al mundo entero con la guardia baja y dejó a la vista que no estamos preparados para hacer frente a una pandemia de semejante escala y alcance. Lamentablemente, el virus sobrepasó incluso a los mejores sistemas de atención médica del mundo y los siete países sufrieron la falta de profesionales y suministros médicos. Los médicos y enfermeros continúan haciéndole frente al peligro de infectarse y llevan consigo la carga psicológica de propagar la enfermedad a otros pacientes o perder sus trabajos cuando regresen de la línea de fuego.
El coronavirus no ataca a todos por igual, ya que ha afectado de manera desproporcionada a las poblaciones históricamente más marginales. Las tasas de infección y fallecimiento a causa de coronavirus son más elevadas en africanos y nativos americanos, en tanto que los adultos mayores representan un porcentaje muy elevado de las muertes totales como resultado de complicaciones con otras enfermedades de base. Los indígenas también experimentan niveles más elevados de infección por sobre los promedios nacionales de los países en los que residen. En Europa, en particular en Roma, viven en barrios pobres superpoblados, lo que los deja expuestos a la pandemia debido a la falta de condiciones de vida sanitarias.
Mientras la pandemia continúa azotando muchos de estos países con un avanzado desarrollo a nivel médico, no es posible vislumbrar el futuro con claridad. Desde que se desató la pandemia en enero, cientos de universidades, empresas farmacéuticas y organizaciones internacionales participaron de unos 320 ensayos en los que se buscan distintos tratamientos para el COVID-19. Dado el marcado sentido divisorio del COVID-19, el amplio alcance de este esfuerzo convoca a la colaboración entre distintos países, organizaciones y sociedades. Si bien el tiempo parecería ser el mejor activo para una pandemia que se propaga con rapidez, aún no es tarde para desarrollar un espíritu de colaboración.
* La versión de la presentación interactiva para dispositivos móviles se enfoca de manera exclusiva en seis países para ofrecer una experiencia de usuario óptima.
Artículo original: https://news.cgtn.com/news/2020-06-09/Super-Virus-COVID-19-How-we-got-here--Ra9s4L7rBC/index.html
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