Un estudio constata el "desajuste" entre deseos y percepciones reales en dependencia
BARCELONA, 27 (EUROPA PRESS)
El deseo de contar con espacios de vida y cuidados que no impliquen a la familia al final de la vida es una tendencia en aumento en todos los grupos de edad, según concluye el estudio '¿Qué espacios de vida y cuidados preferimos para afrontar la dependencia?', de la investigadora del Departamento de Sociología de la Uned Celia Fernández a Europa Press.
El trabajo, recogido en el Observatorio Social de La Caixa, se basa en un análisis de los datos publicados en el CIS en 2014 'Cuidados a dependientes' y que apuntan que permanecer en casa con un cuidador externo era la primera opción (36%), seguida de vivir con familiares (33%) y de las residencias o centros (31%).
Sin embargo, para las personas de 50 a 74 años la solución menos deseada era vivir con algún familiar, estando más valoradas en este grupo de edad las residencias de mayores, especialmente para los hombres (37%).
La investigadora ha atribuido la preferencia al alza de cuidados que no impliquen a la familia a una confluencia de dos factores: la incorporación de la mujer al mundo laboral y la conciencia de la carga que suponen este tipo de cuidados, así como el proceso de individual sociológico que tiende a "primar la autonomía y la independencia".
En el estudio, observa que muchas de las personas del citado grupo de edad están ayudando a miembros de su red social en un sentido práctico, financiero o emocional, y les "permite conocer de primera mano los costes personales del cuidado" y tienen más probabilidades de inclinarse por espacios de vida y cuidados que no comprometan sus proyectos de vida ni los de sus familiares.
IMAGEN ESTEREOTIPADA DE RESIDENCIAS
La imagen estereotipada de las residencias como lugares para personas desprotegidas y abandonadas, que no tienen familia o con familiares que han renunciado a ocuparse de ellas, se ha atenuado en estos sectores de la sociedad, dando paso a una visión más positiva, asegura el estudio.
No obstante, la investigadora observa que las opciones reales del actual modelo de cuidado en España hacen que el entorno preferido para vivir en términos ideales no siempre se considere el mejor en la práctica, constatando un "desajuste" entre las preferencias ideales y la realidad.
A pesar de que las viviendas propias con ayuda externa son la solución en principios más deseada, la mayor parte de las personas que escogerían esta opción (58%) consideran que residir con familiares es la solución que mejor resolvería sus necesidades de cuidado actualmente, teniendo en cuenta su entorno real.
De entre ellas, un 51% considera que, en realidad, el entorno que resolvería mejor sus necesidades sería la familia.
Fernández argumenta que este desajuste se debe a una "falta de alternativas reales" tanto a nivel público como privado, conformándose la familia como la opción más probable y realista.
"FALTA DE ALTERNATIVAS"
"Este desajuste refleja una percepción de falta de alternativas reales a la familia", arguye la autora del estudio, que observa que la Ley de dependencia nació para crear estas alternativas, pero por falta de recursos ha acabado finalmente por reforzar el papel del cuidador en casa.
La mayoría de ayudas a la dependencia acaban con la dotación de ayudas económicas y desgravación de impuestos por cuidado de personas, ha afirmado.
Las personas ante una buena situación de salud prefieren, en su mayoría, vivir en su casa, mientras que en el caso de tener una mala salud, apuestan por estar en casa de su familia.
El trabajo tiene en cuenta la nueva pregunta que introdujo el CIS en su encuesta de 2014, respecto a la del 2009, al requerir a los encuestados por su preferencia sobre vivir en casa con ayuda externa.
Fernández pone de manifiesto la necesidad de tener en cuenta los deseos y las preferencias de la población, convencida de que vivir en un entorno que no responda a las necesidades percibidas por la persona puede significar soledad, aislamiento y deterioro de la salud.