Aborda en un libro los aspectos menos alentadores de la maternidad para eliminar tabúes
BARCELONA, 29 (EUROPA PRESS)
La periodista Samanta Villar ha asegurado que también era muy feliz sin hijos y ha abogado por explicarlo, a raíz de la publicación de 'Madre hay más que una' (Planeta), donde relata su periplo en torno a la maternidad, que le costó cuatro años hasta descubrir que era infértil y lograr después quedarse embarazada gracias a una donación de óvulos.
En una entrevista de Europa Press y al preguntársele sobre si, tras todo el proceso la maternidad le ha valido la pena, ha reiterado: "Vivir sin hijos vale mucho la pena también".
Ha asegurado que era muy feliz con su vida, y que no necesitaba hijos, y que incluso si no los hubiera podido tener, ya se divertía mucho con su vida anterior: "Tener hijos es despedirte de tu vida anterior, y tienes que estar preparado".
"No a todo el mundo tiene por qué valerle la pena. ¡El sacrificio es tan estratosférico!", ha señalado poniendo como ejemplo que si este esfuerzo lo exigiera una pareja se tacharía de esclavitud.
Ante la vida maravillosa de tener un bebé, Villar ha recordado que "absorbe el 250% del tiempo, lleva el agotamiento al límite, te derrumba moralmente, en algo que forma parte de las maternidades de todo el plantea y de lo que la gente no habla".
"¿Por qué hay madres arrepentidas? Es normal, es un sacrificio, y no todo el mundo tiene que querer", ha explicado Villar, que, no obstante, ha subrayado que adora a sus hijos, pero que es mejor ser tía que madre porque la libertad personal permanece intacta.
TABÚ SOCIAL
"He necesitado contarlo así porque desde siempre tenía ganas de hablar sobre la maternidad", ha explicado Villar, que detectaba cierto tabú en este ámbito al ser la sociedad una transmisora de las maravillas de ser madre.
A su juicio, ser madre es una realidad "más poliédrica", y quiso contar todo el proceso de quedarse embarazada y cómo conseguir vivirlo sin que fuera un trauma; además, también se planteaba superar los efectos psicológicos de la donación de óvulos, tema sobre el que hay un gran secretismo, ha considerado.
Ha apuntado que "como figura pública, era una obligación hablar de esto y abrir las puertas del armario para que entrara aire fresco", ya que hay muchas mujeres que lo viven como un trauma ante el que no tienen referentes.
A su parecer, "era importante que una figura pública saliera diciendo: 'mis hijos son de donación de óvulos", y veía muy necesario explicar todo lo que a ella no le habían explicado nunca: las enormes dificultades y sacrificios que puede hallar una madre, un camino de rosas que no tiene nada que ver con lo que nos han contado, ha agregado.
El libro es también un homenaje a las mujeres de su familia y a las que se ha ido encontrando por el camino y le han hecho reflexionar sobre qué es ser madre, además de plasmar su evolución y su "duelo genético", de asumir su infertilidad y aceptar óvulos de otra mujer.
"Escribirlo te ayuda a reflexionarlo. Me parece interesante reflejar esa evolución con las reticencias, los miedos, los fantasmas, la preocupación y el sentimiento de '¿por qué me tiene que pasar a mí?", ha añadido.