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¿En qué se puede invertir cuando hay deflación?
La deflación, en contraste con la inflación, es una situación en que los precios bajan de forma generalizada provocando un problema mayor que la inflación ya que es más difícil de combatir esta bajada generalizada de los precios.
Por el lado de la oferta, en largos periodos de deflación continuada la bajada en los precios afecta negativamente a las empresas. Para el mismo nivel de producción ven reducidos sus ingresos y sus márgenes, hecho que les obliga a frenar su expansión y en muchos casos a recortar gastos en inversión productiva y en personal (reduciendo salarios y en última instancia despidiendo trabajadores).
¿Qué incentivo puede tener un empresario en producir un bien u ofrecer un servicio si cada vez recibirá menos ingresos por ello?
Por el lado de la demanda, habrá una disminución de la renta disponible de las familias por lo comentado en el párrafo anterior creando un círculo vicioso negativo que se retroalimenta. Además, y quizá de manera más importante, la prórroga de las compras de bienes duraderos por parte de las familias, que ven como mes a mes ese producto duradero cuesta menos, desembocando en una dramática disminución de la demanda interna de un país y una casi paralización de la economía.
Además, cuando hay deflación nos encontramos en una situación de Liquidity Trap en la que los tipos de intereses se aproximan mucho a 0 y los consumidores prefieren mantener su capital en depósitos, a la espera de que los tipos de interés suban en un futuro.
Dado todo lo expuesto, cuando hay deflación no es recomendable invertir en renta variable pues nos expondríamos a un mercado bajista (como ocurrió en Japón, dónde los bajos tipos de interés y la deflación provocaron un comportamiento bajista durante más de una década).
Existen otras soluciones o alternativas de inversión cuando hay deflación, una es por ejemplo invertir en empresas que históricamente hayan tenido un alto dividendo o acudir a la renta fija. En renta fija, si elegimos bonos con un cupón relativamente alto nos protegerá de la deflación gracias a su retorno constante a lo largo del tiempo que, además, ante una bajada aún mayor de los tipos de interés nos permitiría obtener una plusvalía pues el precio del bono es inversamente proporcional al tipo de interés.