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El éxito es fácil de obtener. Lo difícil es merecerlo
A día de hoy, como day trader propietario que soy, mis mayores ganancias no se cuentan en euros, son intangibles. Les explico, he tardado años en estar en lo correcto, en mirar hacia delante y seguir un plan marcado, en guiarme por unos patrones que hoy son el pilar de mi operativa, he aprendido lo que debo hacer para ganar en los futuros del Dax y el mini S&P 500, y sobre todo para estar fuera de la gran masa perdedora (olvídense del 95% del que hablan, hoy por suerte es mucho menos), he aprendido a operar poco y con inteligencia, a ser un “francotirador” y aún así, sigo en pleno camino hacia mis objetivos, sigo en pleno desarrollo como trader, sin etiquetas de “gurú” y apenas vislumbrando el lugar que quiero alcanzar.
Me centro en lo que tengo que hacer, y no en ganar dinero, sé que si cumplo con mis quehaceres el dinero vendrá solo. El éxito es fácil de obtener. Lo difícil es merecerlo. Los traders ganadores tenemos algo en común, sabemos que la clave no son los grandes logros, sino la voluntad de aprovechar las oportunidades pequeñas que todos los días nos brinda el mercado. ¡Ojo! Si conseguimos la gran tarta perfecto, pero mañana al menos, iremos a cazar de nuevo la pequeña. Pese a ello, tengo días malos, me sirven para recordar lo que no debo hacer, y cuando sabes lo que no tienes que hacer, aprendes lo que hacer para ganar. Simple, duro y en ocasiones angustioso pero no conozco otra fórmula. Es vital aprender de nuestros errores, pues cuando acertamos y ganamos, rara vez la vanidad nos permite analizar el por qué de dicha genialidad. A base de ganar y perder, te acabas acostumbrando a convivir con el éxito y con el fracaso, aprendes a caer al suelo como Neymar, haciéndote el menor daño posible, y de nuevo en pie para volver a “regatear” al mercado.
Procuro tener a raya al miedo, uno de los enemigos mortales del trader. Me atrevería a afirmar que el miedo al error es más dañino que el propio error. Este miedo condiciona nuestra operativa de tal modo que para evitar un error en particular cometemos el doble de errores. Estos “daños colaterales” del miedo nublan nuestro buen juicio y altera nuestro equilibrio emocional. La solución pasa por aceptar que el miedo a equivocarse es algo natural e inevitable en este oficio repleto de incertidumbres. Hay que evitar el pánico y el desánimo. Ser persistentes, no usando la misma táctica una y otra vez, sino manteniendo siempre el mismo objetivo.
¡Uf! que difícil es entender lo fácil que es el trading…