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Ser tu propio pedal de freno
En primer lugar, disculpe mi osadía, pero les quiero contar algo que demuestra lo tonto que soy. Espero ser de los pocos. El mes de mayo gane una cantidad indecente de dinero*. Me dio pudor, vértigo y hasta remordimiento. Todo fue fruto de mi trabajo, talento y una situación especifica de mercado que casi todo conocemos, sobre todo Yanis Varufakis.
Hasta ahí todo normal, lo insólito de la situación y lo que me gustaría detallar con los lectores de Bolsamania, fueron las emociones y recuerdos que sentí ante, posiblemente, mi mejor mes haciendo trading desde que me dedicado a ello profesionalmente.
No disfruté. Me dedique a magnificar lo negativo en detrimento de lo mucho positivo que sucedió, lo que a su vez no sirvió para ninguna función útil de mi trading, sino todo lo contrario. Ese trade de +20 que pudieron ser +53, los movimientos tan abruptos de mercado que hubo fuera de mi hora de operativa, ese stop que saltó por tan sólo un punto tras una buena lectura y que luego dio un excelente profit, …. incluso llegue a maldecir a la desmedida volatilidad, circunstancia gracias a la cual conseguí unos estupendos réditos. Pues sí, también fue diana de mis críticas.
Y es que lo que te altera en lo personal afecta al mundo del trading y viceversa. A mi mujer no le hace falta preguntarme cómo ha ido el día. Es entrar por la puerta y ya detecta un aura en casa, positivo o negativo, pero estar está, y ella lo detecta. Si no estamos en sintonía con las pantallas es mejor no estar, pues incluso ganando no se disfruta. Eso es algo que un operador particular y experimentado debe saber pero en mi caso no fue así. Por fortuna el saldo fue positivo pero no volveré a tentar a la suerte.
Y es que no importa si estás de acuerdo o no con la ley de la gravedad; esta te afecta de igual manera. Pues hay unas leyes que organizan el juego en los mercados, y tanto si las conoces como si no las conoces, tu trading está sujeta a ellas. Ser tu propio freno, además de inducir a la hecatombe en la operativa, es una soberana estupidez que te pone a los pies de los caballos, sin necesidad incluso de que el mercado allí te lleve. Una manera autodestructiva de operar que suele dar con la bancarrota emocional y monetaria a casi todo trader, salvo para algún tonto que terminará ganando.
*Entiéndase “una cantidad indecente de dinero” aquella que para un asalariado supone varios meses de su trabajo. Pueden quedarse tranquilos D. Amancio Ortega y Juan Roig que no tengo intención de asaltar su trono.