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Mejor pedir perdón, que permiso
Si de algo me arrepiento en mis años previos a ser un especulador, es de no haberme elegido antes. No me autoricé a destacar. No tomé el mando de mi vida y esperaba a que me dieran permiso, y eso que aprendí la frase “Mejor pedir perdón, que permiso”, de uno de mis jefes, D. Jesús Echeverría, pero lamentablemente no la apliqué. No pasa nada, agua pasada y aprendizaje para inspirar a generaciones venideras.
La autoridad ya no existe. Lo siento por los que tenéis jefe. Nos han educado para esperar a que nos elijan, a buscar el permiso, la autoridad y la seguridad que origina un superior o alguien que calentó la silla algunos años antes que nosotros. Pero por desgracia nadie nos elegirá, debemos ser conscientes, por lo que, cuanto antes nos demos cuenta, antes nos pondremos manos a la obra. El mito del alto cargo que te descubre, te invita a comer, te explica los secretos del mercado o del negocio, mientras tomáis Martinis de Absolute sin hielo cada 7´ es exactamente eso, un mito de Hollywood.
Tenemos toda la autoridad y las herramientas para destacar. Debemos darnos cuenta y no buscar excusas. En mi gremio, el de las inversiones especulativas, abundan las oportunidades, cada día hay más de una. Evidentemente, no llamo oportunidad a ser seleccionado para pertenecer a la mesa de trading de BBVA, eso es una lotería entre la pila de CVs de amasan, llamo oportunidad a marcar tu propio camino. Nadie va a elegirte. Elígete a ti mismo.
Los buenos empleos, esos de nuestro padres, están desapareciendo rápidamente, dejando atrás una estela de angustia. Nuevo juego, nuevas reglas. El “sueño americano”, dos coches, casa, trabajo fijo, vacaciones en agosto y cesta de Navidad, nunca ha existido, ha sido un engaño publicitario, ha sido reemplazado por tu minijob. El trading, funciona porque acoge al individuo, no a la masa, acoge a los diferentes, no a los normales, acoge al atrevido, no al medroso. Podéis luchar para volver a recibir dinero a cambio de tiempo, un salario a cambio de una jornada, será loable pero no es mi guerra, ni quiero batallar ahí. Por el contrario, me entrego para que cada día más personas tomen el camino diferente, ese en el que te expones por voluntad propia a la aparente inseguridad y riesgo del mercado, ese en el que dejas atrás a la manada de zombis sumisos y competitivos de traje y corbata. Ahí, sí estoy para ayudarte.
El tiempo pasa, corre, vuela y seguimos donde estábamos. No permitas que suceda. La finalidad del trading es conectar, conectar con tu “yo” olvidado haya en la escuela, de pequeño. El trading te permite vivir emocionado, recuperar tu libertad. La pregunta no es si eres capaz de realizar un buen trading, porque sí lo eres. La pregunta es: ¿Estás dispuesto a elegirte? Si necesitas apoyo, ya sabes donde encontrarme…