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Olvídese el ego en casa, en este mundo (el de ganar dinero) le servirá de poco
A lo largo de mi experiencia como trader patrimonial y en mis dos últimos años como mentor de traders a través de El Factor K, he visto con asiduidad la alarmante disyuntiva que escenifico al más puro estilo Tip y Coll: “¿Quiere que le de 1.000 euros o un puñetazo?”.
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Ante semejante ofrecimiento el común de los mortales elegiría sin vacilar la primera opción, pero no un trader. Un operador siempre confía en la hipotética esperanza de que nuestro interlocutor mejore su oferta y contemple entregarnos 1.500 euros, vislumbrar el escenario más pésimo es algo que sucumbe ante la posibilidad del éxito. Así sucede también en nuestras operaciones. Nos enamoramos cual Pigmalion de ellas. No contemplamos los escenarios más pésimos (el puñetazo), y en cuanto avanzamos a posiciones de beneficio nuestra codicia no tiene limite e impide su cierre.
La principal causa por la que la mayoría de operadores no obtiene resultados es porque no ha fijado lo que quiere, su objetivo. Un trader que tenga un objetivo muy claro en su operación, conseguirá avanzar e incluso en la condiciones más difíciles. Cerrará su posición y evitará el coste de oportunidad de perder tiempo y liquidez en un activo que no muestra los resultados esperados. Nuestra operaciones serán tanto más fáciles de conseguir cuanto más, concretas, especificas y nítidas sean. Hay que mantenerse firme en los objetivos pero flexible en la estrategia. ¿Sigue usted en Abengoa esperando que llegue a su nivel de entrada? Si es así, sabe bien de que estoy hablando en esta colaboración.
Tomar las riendas de tus inversiones quizá no traiga siempre consigo el resultado esperado, pero no hacer nada, o delegar en el “experto” gestor del banco, es una receta para la ruina. Todos empezamos en la inversión y/o especulación por la motivación de mejorar nuestra vida gracias a excelentes resultados, pero son los buenos hábitos los que nos mantienen en el camino, en esa afortunada vida. El día que dejas de practicar un buen hábito, como minimizar tus pérdidas a través de stop loss, empiezas a instalarte en uno malo, como dejarte guiar por la esperanza de que todo saldrá bien. ¿No me crees? Te animo a que compruebes lo que pasa cuando olvidas el stop loss...
La próxima vez que esté en una situación parecida no lo dude, coja los 1.000 euros o al menos asegure 850. Fije un objetivo de beneficio, si no llega al menos no deje que le peguen un puñetazo y pierda poco. ¡Ah! Y por último, olvídese el ego en casa, en este mundo (el de ganar dinero) le servirá poco.