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Cuando decir bye-bye a tu jefe
¿Eres de los empleados que se levantan los lunes por la mañana con resignación e indiferencia a la hora de afrontar su jornada laboral?, ¿sostienes que la empresa para la que trabajas te trata como una máquina o número?, ¿tu jefe ejerce una liderazgo autoritario y egocéntrico, controlándote constantemente e impidiéndote gozar de autonomía?, ¿se apoderan de tus méritos y te traspasan sus errores?, ¿sufres de un mal ambiente de trabajo o falta de apoyo, comunicación o envidias y rivalidades?
Ojalá hayas dicho “no” a todas estas cuestiones, en caso contrario, debería ser el momento de tener un plan “B”. Tienes que echarte a ti mismo de la empresa en la que estás, esa a la que odias volver cada lunes. El trading puede ser la solución, pero ojo, sin precipitarse y haciendo muy bien las cosas.
Una de las preguntas más frecuentes entre los futuros traders a los que formo es “¿Y cuando podré decir bye-bye a mi jefe?“ (Sí, las personas lamentablemente no suelen irse de las empresas, se van de sus jefes). La respuesta que reciben dista bastante de lo que quieren escuchar. Uno no se puede precipitar y evidentemente no se les permite cometer los errores por lo que uno ya pasó en su día, pese a que por fortuna hoy se han acortado los procesos de aprendizaje de manera notable. Nadie en un plazo inferior a tres meses puede estar capacitado para desenvolverse bien en el trading. Nadie. A partir de ahí, dependerá de la constancia y dedicación que cada persona pueda otorgar a su plan B.
Si te encuentras en las situaciones descritas es vital tener un plan B, por salud mental y por ilusión. Te reportará la energía y fuerza que tu actual empleo te quita. Eso sí, solo adquiere sentido tener un plan B si estás dispuestos a conseguir que se transforme en tu plan A. Ser trader se convierte en un plan de acción real, no imaginario. El objetivo no es esperar a que te echen para llevarlo a cabo, aunque si sucede al menos ya lo tienes planificado.
Lo ideal para quien necesita hacer cambios en su vida y encuentra en el trading su camino a seguir es que haya cierta transición, compatibilizando el actual trabajo con el nuevo plan. Se puede hacer incluso en los casos con horarios más extremos, ya que la tecnología y las plataformas nos permiten soluciones. Ahora bien, nadie en su sano juicio te puede inducir a dejar un empleo para dedicarse al trading, sin al menos haber equiparado salarios durante un mínimo de 3 o 4 meses. Es ahí cuando el trader y el tutor deciden el mejor proceder, que siempre dependerá de las circunstancias personales del trader, y que en la mayoría de casos suele dar con la inminente carta de solicitud de excedencia remitida al responsable de Recursos Humanos.
Por último preguntarte: ¿has saltado alguna vez desde un trampolín de 15m? El acto conlleva una emoción extraordinaria, pura adrenalina cuando lo decides por ti mismo. Esta emoción, tan necesaria para ejecutar bien el salto, no la tendrás nunca si alguien te empuja por la espalda. En el trading sucede algo similar. Es preferible vivirlo como una opción que como obligación. Si tenemos plazos prudentes, planificación, seguimiento y la ausencia de monetizar de inmediato nuestra nueva actividad, el trading se disfruta, se hace bien y el retorno es poderoso.Si por el contrario, te encuentras con “la soga al cuello” y una carta de despido, el trading se complica y los resultados suelen ser peores. Posibles también, pero casi siempre peores. Ya tendremos suficiente presión en los mercados como para añadirle la de dar de comer a tus hijos desde ya porque has decidido dejar tu trabajo antes de tiempo.La clave para sobrevivir a los mercados es la capacidad de manejar la emoción que nos produce ganar y perder dinero. El desapego es el culmen. El cambio no se produce, y puede que nunca se produzca, en un estado de pánico. Los grande cambios, como es un plan B, necesitan tiempo, pues son orgánicos, crecen y evolucionan.
Por todo ello, si vives una situación laboral que no te satisface, no dejes para los propósitos del 31 de diciembre tu plan B. La vida es un suspiro, el tiempo corre. Avanza paso a paso desde hoy mismo, ahí reside el truco de los que triunfamos.