Madres Forzosas o cómo hacer la misma serie 29 años después

Madres Forzosas, o Fuller House se ha estrenado por fin en Netflix, y digo por fin porque sus responsables se han dedicado durante meses a recurrir a la nostalgia de la serie de la que han partido Padres Forzosos, sin darse cuenta de que el tiempo pasa para todos. Decir que la nueva serie de Netflix es quizás lo peor de lo que han estrenado en el servicio streaming desde su nacimiento es quizás decir mucho, pero no creo que vaya desencaminada.

Madres Forzosas en 1990 podría haber sido un «boom» incluso mayor a Padres Forzosos ¿Porqué? Porque habría tenido un discurso feminista que algunos habrían criticado pero que por otro lado resultaría bastante original en la época ¿dos madres solteras y una tercera que se suma renunciando a su carrera en la música? Podría haber generado mucho debate sobre la situación de la mujer trabajdora/madre en la sociedad pero hoy en día, me da a mi que lo que le ocurre a DJ Tanner (Candance Cameron), le ocurre a muchas mujeres con la diferencia de que la gran mayoría de estas no tienen a su mejor amiga y hermana para que le ayuden a criar de sus hijos mientras ella se dedica a asistir partos de perros envueltos en una toalla.

Hacer alusión a la nostalgia del pasado está bien y puede hacer gracia en algunos momentos,  pero que prácticamente todo el piloto sea una especie de comparativa entre Padres Forzosos y esta «secuela» resulta hasta ridículo ya que lo que funcionaba en los 90, desgraciadamente ya no hace la misma gracia (o quizás todos hemos crecido demasiado). Lo bueno de esto es que han procurado no abusar y se puede decir que es todo un acierto que el resto de la serie sea más una «sitcom» pasada de moda, que un constante recordatorio de lo que fue el original. Ahora eso sí si hubieran hecho un episodio de reunión especial hubieran convencido mucho más que con 13 episodios que es lo que tiene la primera temporada de esta Fuller House.

De todos modos han cogido el molde y de ahí no salen, y no me refiero tan solo a que la trama de las madres cuidando a los hijos sea lo mismo que tres padres cuidando de unos hijos en los 90, sino que los roles son muy similares con una madre obsesionada (no con la limpieza como su padre), pero sí con hacerlo todo bien en su vida, una amiga que es la graciosa (como ya lo era Joey) y una hermana que es un poco soñadora y bastante exhuberante (como ya lo era el «tío» Jesse).

Quién desee ver Madres Forzosas y valorar la serie como una comedia del 2016, podrá considerar que es de lo peor que hemos visto en años. Quién quiera recuperar el sentimiento que tenía cuando era pequeño viendo Padres Forzosos, seguramente quedará encantando, ahora eso sí, si la veis acompañados de niños os daréis cuenta de que a estos les encanta y esa creo que es la clave para que podamos decir algo bueno de la serie que se acaba de lanzar.

Padres Forzosos fue una comedia familiar de éxito, pero en gran parte porque su audiencia era de un target bastante joven y lo mismo le podría pasar a Madres Forzosas, por mucho que sus chistes sean algo malos y sus situaciones muy absurdas.

No va a ser esta la única valoración que resalte el fallo que supone hacer una serie pareciéndose tanto al original, pero no creo tampoco que importe lo que se diga de la serie si sus productores siempre han resaltado que esas eran sus intenciones, ahora otra cosa es que el resultado nos convenza a todos por igual.