Black Mirror: Bandersnatch o cómo elegir las opciones correctas para ver la primera película interactiva de Netflix
¡¡¡ES UNA REVIEW QUE CONCIERNE A LA INTERACTIVIDAD PERO TIENE ALGUNOS SPOILERS!!!!
Ayer viernes, Netflix lanzó la película independiente de Black Mirror, Bandersnatch, en la que al margen de presentar una trama ambientada en los 80 y en el mundo de los videojuegos se nos invita a poder ir eligiendo a medida que avanza la película, de modo que podemos llegar a ver una misma trama pero con distintas versiones, cambiando el destino para el aspirante al diseñador de videojuegos Stefan Butler.
El actor inglés Fionn Whitehead (Dunkerque) interpreta a Stefan, de 19 años, quien a medida que avanza la película está a punto de reunirse con Tuckersoft, una compañía de videojuegos de 1984 que ha estado a la vanguardia del programador genio Colin Ritman (Maze Runner Will Poulter). Stefan le presenta al jefe de la compañía Mohan Tucker (Asim Chaudhry) una adaptación de Bandersnatch, una novela de fantasía «Elige tu propia aventura» de Jerome F. Davies, un autor bastante infame que, temiendo que no existiera el libre albedrío, perdió la cabeza y por lo visto, le cortó la cabeza a su esposa.
Disfruta de las series, películas y mucho más
Prueba gratis Prime VideoA medida que estamos dentro del universo Black Mirror: Bandersnatch, van apareciendo mensajes intermitentes en el borde inferior de la pantalla, de modo que nos invitan a elegir la siguiente respuesta / acción de Stefan , teniendo solo 10 segundos para decidir y es ahí donde la ficción nos sorprende realmente siendo quizás la primera experiencia interactiva con una serie o película. A veces, los resultados son meramente estéticos: elegirás los cereales que desayuna el protagonista, o escucharás a los Thompson Twins frente a una cinta de cassette. Y a veces, tu primera opción resulta ser discutible, ya que poco después serás “forzado” a regresar a ese momento y tomar el otro camino, de modo que para muchos la interactividad puede ser algo más molesto que otra cosa (para otros una curiosidad realmente alucinante).
Como en el libro de Stefan, y como nos permite su ídolo Davies, llegamos a seguir una historia que nos hace sentir que alguien más está realizando elecciones de vida en su lugar, sin que nos quede claro si esa persona somos realmente nosotros o si es una paranoia de su cabeza.
De momento, quienes han visto la película se sentirán tentados a ir echando hacia atrás para poder cambiar sus decisiones (algo no del todo posible y de hecho, tendremos que comenzar desde el principio para poder cambiar de nuevo la historia), y lo cierto es que con ello, podemos ir «jugando» como nunca antes hemos hecho con una película, pero no os engañéis, la interactividad aunque latente es como decimos, puramente estética, mientras que sí resulta decisiva para los momentos cumbre de la trama.
De hecho si ya has visto la película una primera vez, seguramente habrás comenzado de nuevo para cambiar las opciones. En la primera versión que yo he visto, Stefan acaba entre rejas, y en la segunda muerto, así que realmente Bandersnatch nos obliga a seguir «jugando» y ver si por fin (en mi caso), el protagonista puede sobrevivir.
Si analizamos todo el film, nos damos cuenta que están esas opciones que podemos llamar «estéticas» y que no varían en nada la trama y otras que son las que importan realmente. Con ellas sí que podemos jugar. Para que las anotes yo diría que son estas:
aceptación / rechazo de la oferta
seguir a Colin / hablar con la doctora
eligir la foto / libro
saltar / no saltar
selección de contraseña
matar / no matar
En estas opciones se dice que está toda la clave de la película y que el final sea uno u otro, de modo que puedes ir viendo la película e ir «jugando» con ellas a pesar de que la hora y media de metraje se convertirá en una maratón de todo un día o más.
De nuevo Black Mirror juega con nuestra mente, pero no lo hace a través de episodios con tramas que nos hacen pensar sino que directamente, ha logrado que nos sentemos con el mando y nos metamos dentro de la historia como nunca antes.