The Rain o cómo fallar en lo básico y acabar decepcionando
La pasada semana Netflix estrenaba su nueva serie europea con tintes de misterio, The Rain. Tras haber arrasado con la alemana Dark (ya renovada para una segunda temporada), parecía que el gigante streaming había encontrado en Europa un semillero de serie originales centrado en la ciencia ficción post-apocalíptica, pero lo cierto es que la serie escandinava no cumple demasiado las expectativas generadas desde su tráiler.
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Prueba gratis Prime VideoThe Rain consta de 8 episodios con una premisa clara desde el comienzo: estamos en una Escandinavia seis años después de que una lluvia misteriosa extendiera un virus mortal y diezmado a la población. La serie comienza centrado la trama en dos hermanos ligados al origen del cataclismo ya la cura de la epidemia. Simone ( Alba August ) y Rasmus ( Lucas Lynggaard Tønnesen) estuvieron aislados durante seis años de modo que se han mantenido ajenos a la descomposición del mundo que ellos conocían. Ahora, junto a otros supervivientes, los dos intentan encontrar a su padre, un científico vinculado al virus mientras intentan sobrevivir en ese nuevo mundo basado en reglas salvajes.
Al principio, The Rain sorprende por ser una una receta clara para los amantes del género pero ¿es una receta gourmet? ¿o estamos ante algo más «light»? Por desgracia, es lo segundo. Cierto es que la serie comienza con una agilidad impresionante y todos los elementos clásicos están ahí: el virus con potencial de diezmar a la humanidad, el personaje que lleva la curación, la empresa poderosa y maquiavélica detrás del cataclismo, la joven comprometida, intrépida y motivada por la ética . El problema es que Jannik Tai Mosholt , Cristiano Potalivo y Esben Toft Jacobsen , creadores de la serie olvidan algo principal: la novedad. The Rain no representa para nada un nuevo concepto: parece un reinicio de Resident Evil con los personajes de Los 100 y las discusiones psicológicas de las primeras temporadas de The Walking Dead . Y aun dentro de esa zona de confort de apenas reproducir conceptos icónicos de otras obras, aún así la serie falla en varios momentos.
Además de la falta de originalidad, la serie tiene otros dos problemas destacados. Uno de ellos es la previsibilidad en sus situaciones clave. Todos los eventos que se derivan del luto de Rasmus tras una pérdida desproporcionalmente significativa, oscila entre ser previsible y conveniente, y esto se aplica a varios otros puntos de la narrativa, incluso al desenlace de la temporada. El otro punto, ya que menciono Rasmus como ejemplo, es la falta de carisma de prácticamente de todos los personajes. Simone es una protagonista débil y falto de carisma, algo que hace que la serie no sea para nada convicente si hemos de pensar que desde el principo intenta transmitir la idea de que ella es un agente restauradora de la humanidad en un mundo devastado, pero sólo consigue crear la sensación de que la pobre chica anda tanto o más perdida que el resto de personajes. Rasmus, por su parte, está en el grupo de personajes cuyo único rasgo de personalidad es ser extremadamente irritante junto a Patrick (Lukas Løkken ).
Al estilo Perdidos, en cada episodio, se presentan los antecedentes de cada uno de los jóvenes, algo que no sólo justifica a sus personalidades basándose en experiencias póstumas traumáticas como añadiendo una u otra capa de complejidad. Esto ayuda a que entendamos mejor sus acciones y en este sentido la serie acierta, pero habría sido interesante si lo mismo hubiera ocurrido con los hermanos protagonistas: es difícil creer que seis años en completo aislamiento no ejercieron ningún efecto psicológico explícito en ellos.
La serie cierra bastante la trama en la primera temporada (por si no renueva), pero deja muchas preguntas abiertas, y todo por algunas incongruencias del guión. Por ejemplo, nadie cuestiona la cuestión de que la lluvia no haya esparcudo más el virus o qué tipos de pruebas se realizaron en Rasmus que no pudieron realizarse en nadie más durante los años que siguieron la lluvia mortal, principalmente teniendo en cuenta que su padre sabía el éxito de la experiencia con el menor.
Pero no todo es malo en The Rain. De hecho, es muy interesante ver la inversión dedicada a la primera temporada de la serie: las imágenes son impecables, tanto en el búnker tecnológico como en la ciudad devastada por los seis años de abandono. Técnicamente, las opciones visuales son acertadas, principalmente en lo que se refiere a la paleta de colores ya la iluminación de noche. Es una pena que, creativamente, la serie no aproveche ese potencial. The Rain entretiene, e incluso puede llegar a animar al espectador para que tenga curiosidad por cosas como las mutaciones anteriormente mencionadas del virus o el tamaño de los poderes Apollonm pero desgraciadamente, una vez acabada la temporada, y pasados los días, es fácil que la serie acabe en el olvido. De todos modos, y en definitiva, es una buena opción para quien sea fan de larga data de producciones de ciencia-ficción post-apocalíptica y haya visto todo lo que se ha hecho del género tanto bueno como malo.