Orphan Black estrena su quinta temporada sentando las bases para una gran despedida

¡¡¡ENTRADA REVIEW CON SPOILERS DEL 5X01!!!

Después de una primera temporada reverenciada y de una segunda que pecó por el exceso de ramificaciones mitológicas, Orphan Black aprendió una importante lección: menos es más. Después de hacer una limpieza y una especie de «renovación» durante el tercer año, se reorganizó para invertir más en interacciones y entregó una cuarta temporada impresionantemente impecable que ha dejado paso a un buen arranque para la quinta y última, sentando quizás las bases para un posible film.

Los creadores Graeme Manson y John Fawcett entendieron que la fuerza de la serie estaba en las relaciones entre los personajes y que eso podría coexistir en equilibrio con los aspectos más «fantásticos» de la serie. Los personajes pueden tener momentos personales importantes, pero la serie es sobre fortalecer lazos.

La cuarta temporada fue tan buena porque aunque seguimos siendo guiados por los misterios que envolvían a Neolution, los guiones apostaron en cómo esos clones habían construido una historia de apoyo mutuo que siempre fue, de hecho, el gran potencial emocional de Orphan Black.

De este modo, ver a Alysson y Felix (Jordan Gavaris), Helena y Donnie (Kristian Bruun), Helena y Felix; hizo que la conexión del público con el universo de Orphan Black fuera más pulsante y no sólo un modo de llenar episodios entre una escena de acción y otra.

Siendo claros, las producciones de ciencia ficción sufren todas de ese mismo problema, que es cuando las cosas se salen de madre y los acontecimientos pasan a ser vendidos como importantes, cuando en realidad no ha habido una preparación previa para ello. Por ello, cuando la serie tomó la decisión de ir con más calma, se enfocó en lo que era más importante: el origen de los clones, la búsqueda por la curación de sus males inherentes al proceso de clonación y la oportunidad de vivir libremente, sin ser perseguidos como potenciales cobayas.

Y por eso, esta última temporada de Orphan Black necesitaba ser sobre aquellas mujeres que vivían como hermanas y no como copias la una de la otra.

Por ello, la primera providencia fue resumir todo a un objetivo y una facción. En el estreno de este quinto año, hay incluso un diálogo que deja claro que todo es una cuestión de Neolution. El enemigo es uno solo, de modo que la victoria está en la misma dirección. El primer episodio ya establece que gran parte de la acción pasará en la aldea Revival, en la que sus habitantes son acompañados por aquella fuerza casi mitológica (como bien definió Cosima) que promete la resolución de todas las molestias biológicas de la humanidad.

La megalomanía va acorde con este último año de una serie de ciencia ficción, aunque esta vez nadie quiere destruir el mundo y sí, centrarse en la naturaleza y ser mejor que Dios. Tal vez lo único que hace que el estreno no sea lo mejor que hayamos visto sea justamente la manera como el guión claramente separa las sestras una de la otra, anticipando una preocupante rama de historias paralelas, algo que quizás quedaría mejor para más adelante.

Tenemos a Alyson secuestrada, Helena buscándola, Sarah tratando de volver a casa, Cosima resolviendo investigar a la comunidad Revival y probablemente MK y Krystal siendo incluidas en esas bifurcaciones. Aunque se sabe que es importante intentar dar al último año esa amplificación de eventos que probablemente culminará con el reencuentro de ellas, es arriesgado impedir al espectador apreciar la última temporada de la manera que venía haciendo en los dos últimos años.

Además, fue muy bueno ver a Sarah superandose para salvar a Cosima, ver a Delphine y Cosima juntas, ver los códigos afectivos entre Helena y Donnie, ver cómo la serie entendió que no es sobre el próximo momento fantástico y sí sobre cómo reforzar la intimidad y la admiración que tenemos por aquellos personajes. Si se toma en consideración de verdad, tendremos una despedida deliciosa para todos los que han acompañado hasta aquí el mundo sensacional de Orphan Black.