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Keir StarmerSharecast / Labour Party / CC BY-NC-ND 2.0 DEED

Keir Starmer se convertirá en el nuevo primer ministro británico, tras la aplastante victoria del Partido Laborista en las elecciones celebradas este jueves en Reino Unido. Ahora todos fijan la mirada en el líder laborista, que debe concretar las medidas que pondrá en marcha. Sus primeros 100 días como inquilino del número 10 de Downing Street serán claves, y los expertos ya han empezado a hacer valoraciones sobre lo que cabe esperar y lo que no del nuevo Gobierno británico.

Por ejemplo, desde Berenberg tienen claro que "ahora llega la parte difícil" para el Partido Laborista, ya que el mercado tiene puestas grandes expectativas en la nueva era que se abre en el país, después de 14 años ininterrumpidos de gobierno del Partido Conservador.

"Espere cambios de política modestos pero no radicales", dicen los expertos de la firma alemana de análisis, que señalan que "unas relaciones pragmáticas y fiables con la UE y una reforma de las normas de planificación son modestos aspectos positivos para el crecimiento" de la economía británica.

Desde Berenberg señalan también que aunque los laboristas han aumentado su cuota de voto popular en relación con 2019, han ganado "decisivamente" en el sistema británico de mayoría relativa (first-past-the-post) porque "muchas personas que habían votado a los conservadores en 2019 ahora desertaron no solo hacia los laboristas, sino también hacia el Partido Reformista de extrema derecha y los Demócratas Liberales". En este sentido, apuntan los analistas de la casa germana, "el resultado no es un mandato tan fuerte para los laboristas como puede sugerir la ventaja en términos de escaños parlamentarios".

Recuerdan, asimismo, que los laboristas se han comprometido a seguir una estrategia "favorable al crecimiento, a las empresas y a los trabajadores", algo que en su opinión "no será fácil". Aunque creen que unas relaciones más tranquilas con el principal mercado del Reino Unido, la UE, "pueden favorecer las perspectivas de inversión y exportación".

Además, desde la firma alemana exponen que una reforma pendiente de las normas de planificación de la construcción residencial "contribuirá a aliviar la escasez de viviendas y a mejorar la movilidad laboral con el tiempo". Sin embargo, el Reino Unido "apenas dispone de margen fiscal", y eso pese a las optimistas previsiones de crecimiento de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR).

Cabe destacar que el OBR prevé un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 1,9% para 2025 y del 2,0% para 2026, por encima de las proyecciones de Berenberg del 1,6% para 2025 y del 1,7% para 2026 y de las del consenso de Bloomberg, que apuntan a solo el 1,2% y el 1,4%, respectivamente. "Un crecimiento inferior al previsto por el OBR obligaría al nuevo Gobierno a tomar decisiones fiscales más difíciles", apuntan los estrategas de la casa germana.

ARMA DE DOBLE FILO

Es más, estos estrategas consideran que para el Gobierno laborista, su sólida mayoría en el Parlamento "podría ser un arma de doble filo". Y es que aunque signifique que Starmer "no necesita prestar atención a sus diputados más izquierdistas", también hay que tener en cuenta que "una mayoría desproporcionada -y un Partido Conservador que se incline hacia las tesis de Nigel Farage- podría animar a los laboristas a alejarse del centro y seguir con el tiempo una agenda política 'laborista pura' más costosa".

Después de todo, comentan, "tener una oposición sensata y considerable como 'Gobierno en espera' puede ayudar a una administración a mantenerse en el camino recto y estrecho de la moderación pragmática". Pero, dicen, "puede que Starmer no tenga esa oposición".

Por su parte, Naeem Aslam, jefe de inversiones en Zaye Capital Markets, dice que en Reino Unido "hay una sensación de cierto alivio" tras la victoria del Partido Laborista, ya que los conservadores "solo han traído más miseria en los últimos 10 años". "Básicamente, hay esperanza una vez más para la economía del Reino Unido", y es que el cambio de liderazgo del Partido Conservador al Partido Laborista "ha hecho que los inversores se sientan optimistas de que finalmente tendremos a alguien que realmente pueda curar algunas de las heridas autoinfligidas, como el Brexit, y volver a encarrilar la economía".

"Esto se debe al hecho de que el Partido Conservador enriqueció principalmente a los ricos, mientras que el resto de la nación vio cómo sus ingresos disponibles disminuían rápidamente", añade este analista, que dice que también hay esperanza de que el Reino Unido "se vuelva más verdaderamente independiente y potencialmente se abstenga de participar en guerras iniciadas por otros países como Estados Unidos".

Y Neil Wilson, analista jefe de mercado de markets.com, coincide con sus colegas de Berenberg al señalar que pese a haber "ganado a lo grande", el mandato de Starmer "no es tan seguro como se sugeriría por el número de parlamentarios". Lo dice porque "con muchas mayorías escasas, podría ser más difícil para Starmer de lo que revela el mapa electoral implementar reformas económicas realmente profundas". Cree, de hecho, que "la principal oposición de Starmer podría provenir de sus propias filas".

Desde Jupiter AM, los gestores de inversiones del equipo de renta fija Mark Nash, Huw Davies y James Novotny señalan que ahora los laboristas "tendrán que convencer al mercado, y también al electorado, de que son fiscalmente prudentes al tiempo que mejoran el mal estado de los servicios públicos británicos y el anémico perfil de productividad y crecimiento" lo que, según advierten, "no será fácil".

"El crecimiento será su 'tarjeta de salida de la cárcel', fácil de decir, pero difícil de cumplir. Es probable que depositen sus esperanzas en un mejor acuerdo comercial con la UE para tratar de reducir las fricciones en la frontera con la UE, y también en la liberalización de las leyes de planificación del Reino Unido", apuntan desde la gestora. Y "si tienen éxito en este empeño, es posible que renazca la esperanza de un mayor crecimiento en el Reino Unido y de una menor presión inflacionista en el país".

Según explican, "la victoria de los laboristas significa que hemos entrado en un periodo de relativa estabilidad en la política británica" y que ahora Reino Unido "bien podría parecer un paraíso de estabilidad política, un paisaje muy diferente al de los años posteriores al referéndum del Brexit".

PROMESAS CLAVE DE LOS LABORISTAS

En cualquier caso, conviene recordar algunas de las promesas clave que recoge el manifiesto del Partido Laborista, aunque está por ver cuáles de ellas acaban por convertirse en la prioridad de Starmer y los suyos una vez asuman el poder:

-Dos reglas fiscales: que los ingresos cubran los gastos corrientes y que la proporción entre deuda pública y PIB disminuya en el quinto año del horizonte de previsión.

-No subir los grandes impuestos (IRPF, IVA, impuesto de sociedades, seguridad social...), pero sí aumentar los tramos impositivos.

-Modestas medidas de recaudación para financiar los compromisos prioritarios (reducción de los tiempos de espera en el Servicio Nacional de Salud, contratación de 6.500 profesores más...).

-Aumento de la presión fiscal sobre algunos grupos pequeños: reforma de las ventajas fiscales para los extranjeros no domiciliados, impuesto de sucesiones sobre los fideicomisos extraterritoriales, impuesto sobre algunos ingresos de capital privado, mayor impuesto sobre las ganancias inesperadas del petróleo/gas, IVA íntegro para las escuelas privadas...

-Aumento progresivo del gasto en defensa hasta el 2,5% del PIB.

-Entorno normativo favorable a la innovación, la inversión y el empleo.

-Fondos nacionales de inversión de 7.300 millones de libras para apoyar la inversión privada

-Incentivos para que los fondos de pensiones inviertan más en el Reino Unido.

-El ferrocarril pasará a ser de titularidad pública a medida que expiren los contratos de servicios (no expropiación).

-Reformar el sistema de planificación para permitir la construcción en terrenos adicionales.

-Endurecimiento a pequeña escala de la legislación laboral (no a los contratos de cero horas, mayor voz de los trabajadores, y sindicatos, para que se respeten las normas...).

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