Las bolsas asiáticas han vuelto a subir este martes después de que Wall Street cerrara con signo mixto, pero con el S&P 500 y el Nasdaq arrancando la semana en positivo y renovando sus máximos históricos por enésima vez en lo que va de año.
El Nikkei nipón repuntó alrededor de un 2%, mientras que el índice Topix subió más de un 1,4% en esta segunda jornada semanal. Los índices de Corea del Sur, el Kospi y el Kosdaq subieron con ganas: un 1,7% y un 2,2%, respectivamente. La inflación del país asiático aumentó en noviembre hasta el 1,5% desde el 1,3% registrado en octubre, pero se situó por debajo del 1,7% que preveía el consenso de analistas.
En China, el CSI 300 subió con contención, mientras que el Hang Seng de Hong Kong repuntó un 1% y el Shanghai Composite, un 0,4%. Por su parte, el S&P/ASX 200 australiano subió con moderación.
Este martes las acciones de los grandes fabricantes asiáticos de chips y semiconductores subieron tras la última ronda de sanciones de Estados Unidos para debilitar la capacidad de China de producir chips avanzados. El gigante Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) subió alrededor de un 2,4%, mientras que empresas niponas como Tokyo Electron o Lasertec registraron repuntes de hasta el 6% y Arm, controlada por la firma japonesa SoftBank, también subió.
Cabe señalar que algunas de estas medidas no se aplicarán a compañías japonesas y neerlandesas, como ASML, después de unas intensas negociaciones entre Washington, Tokio y La Haya. Estos planes ya se habían conocido en los últimos días y habían impulsado a los valores de este sector, pues las sanciones eran menos severas de lo inicialmente previsto.
También cotizaron al alza las acciones de compañías como las surcoreanas Samsung o SK Hynix, dos de los mayores fabricantes de chips de memorias del mundo, que sí se han visto afectadas por el último paquete de medidas de la Administración Biden. Según informa 'Reuters', estas últimas sanciones podrían afectar a compañías occidentales como la neerlandesa ASM International o las estadounidenses Lam Research y Applied Materials.
Dichas restricciones consisten, entre otros, en restringir a los envíos a China de chips de memoria de gran ancho de banda, fundamentales para aplicaciones como el entrenamiento de inteligencia artificial (IA). Las medidas también imponen restricciones a otras 24 herramientas de fabricación de chips, a tres herramientas de software y a la exportación de equipos de fabricación de chips fabricados en países como Singapur y Malasia.
Entre las empresas chinas que se enfrentan a nuevas restricciones figuran casi dos docenas de empresas de semiconductores, sociedades de inversión en semiconductores y más de 100 fabricantes de herramientas para la fabricación de chips, algunos de ellos relacionados con potencias tecnológicas como Huawei.
La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, dijo que la medida pretende impedir que "China avance en su sistema nacional de fabricación de semiconductores, que utilizará para apoyar su modernización militar". Por su parte, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lin Jian, ha señalado que el comportamiento de EEUU socava el orden económico comercial internacional y altera las cadenas de suministro globales. El diplomático también anunció que Pekín tomará medidas para proteger los derechos e intereses de sus empresas.
El gigante asiático ha intensificado en los últimos años sus esfuerzos por ser autosuficiente en el sector de los semiconductores, ya que Estados Unidos y otros países han restringido las exportaciones de chips avanzados y herramientas para fabricarlos. Con todo, la mayoría de los analistas señalan que está varios años por detrás de líderes de la industria de chips como Nvidia o la ya mencionada ASML.