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China celebra una reunión del máximo órgano legislativo del país entre el 4 y el 8 de noviembre donde se prevé que acuerden medidas para llevar a cabo durante los próximos años con el objetivo de apuntalar la economía y hacer frente a los problemas de endeudamiento. La pregunta es cuál será el tamaño del estímulo fiscal que anunciará el gigante asiático.

Según un informe de 'Reuters', China está estudiando plantear en un paquete de 10 billones de yuanes (unos 1,4 billones de dólares), alrededor del 8% del PIB del país. No obstante, como afirman en TD Securities, el impacto económico no será inmediato en el crecimiento del PIB de 2025, "ya que apunta a abordar problemas a largo plazo como la deuda de los gobiernos locales y el mercado inmobiliario".

Además, "no creemos que un canje de deuda (6 billones de yuanes) impulse la actividad económica, sino más bien que sirva como una válvula de escape para los gobiernos locales", añaden.

El objetivo de Beijing es abordar las causas fundamentales que lastran la economía china, como, en primer lugar, el mal estado de las finanzas de los gobiernos locales, que han obstaculizado la transmisión de la política fiscal, y, en segundo lugar, la persistente caída de los precios de las propiedades, que ha afectado la confianza del consumidor.

En concreto, de los 10 billones de yuanes, hace dos semanas Caixin informó de 6 billones de yuanes asignados para el canje de deuda de los gobiernos locales, por lo que la novedad serían los 4 billones restantes que, según los analistas, se recaudarán en un período de cinco años a través de los ingresos de los bonos especiales de los gobiernos locales.

¿Qué es lo que esperan de la reunión en TD Securities? Prevén que se anuncie un canje único de deuda de gobiernos locales a lo largo de tres años financiado mediante la emisión de bonos especiales a muy largo plazo (6 billones de yuanes). También aumentar las cuotas de bonos especiales de los gobiernos locales durante los próximos cinco años (4 billones) y permitir la concentración anticipada de la emisión de 2025 en este año para ayudar a reducir el inventario de viviendas y las recompras de terrenos.

Además, una inyección fiscal a los bancos estatales para aliviar las presiones sobre los márgenes de interés netos y estimular los préstamos, financiada mediante la emisión de bonos especiales a ultra largo plazo (1 billón). Así como financiación para el programa de renovación de equipos y canje de equipos por parte de consumidores mediante la emisión de bonos especiales a ultra largo plazo (1 billón).

Teniendo en cuenta lo anterior, su expectativa es que se recaudará un total de 12 billones de yuanes (el 10% del PIB) para el gasto fiscal, lo que en términos de PIB se acerca al estímulo de 2008 (12% del PIB).

"Sin embargo, el mecanismo y la naturaleza actuales del gasto fiscal son diferentes a los de 2008. Esperamos que la mitad de esto se utilice para abordar la deuda de los gobiernos locales durante un período de varios años, mientras que las otras medidas se destinarán a abordar problemas estructurales en curso, como el exceso de oferta inmobiliaria y la disposición de los bancos a prestar", añaden.

Por su parte, en Rabobank la conclusión que sacan es que, aunque los anuncios serán "en conjunto significativos", es "poco probable que sean suficientes para una recuperación fuerte y duradera", por lo que esperan más medidas de estímulo en el futuro.

"La economía china sigue enfrentándose a muchos desafíos, cuyo denominador común es la actual crisis inmobiliaria. Hasta ahora, los participantes del mercado y la mayoría de los analistas han considerado insuficientes las diferentes medidas de estímulo, a pesar de un repunte en los precios de las acciones. Compartimos esa opinión y creemos que el estímulo fiscal dirigido hacia el lado de la demanda de la economía es una condición necesaria para que la economía china alcance sus objetivos de crecimiento futuros, a menos que esos objetivos se reduzcan significativamente del objetivo actual de crecimiento del 5% del PIB", señalan.

Sus cálculos incluyen que un mayor estímulo fiscal podría, dependiendo del tamaño y el enfoque, conducir a un mayor crecimiento en 2025: "Las medidas probablemente serán de naturaleza más fiscal. Por lo tanto, vemos claros riesgos al alza para nuestra previsión del PIB para 2025, particularmente en caso de que el estímulo resulte significativo y se centre en el lado de la demanda de la economía".

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